Boeing anunció este jueves que el próximo 30 de julio se realizará el segundo vuelo de prueba de la nave espacial «Starliner». Y será de verdad: la nave realizará un vuelo no tripulado a la Estación Espacial Internacional.
La compañía intentó realizar esta misma prueba en diciembre de 2019, pero el vehículo no logró entrar en la órbita correcta.
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El retraso del segundo vuelo se explicó como el tiempo necesario para realizar modificaciones a la nave espacial a pedido de la NASA, así como la dificultad de conseguir un «asiento» para atracar en la ISS.
Si esta prueba tiene éxito, abrirá la puerta a una misión tripulada, que solo debería tener lugar a mediados de 2022. Para entonces, el rival SpaceX habrá lanzado al menos cuatro misiones para la NASA y una misión civil.
Tanto Boeing como la compañía de Elon Musk tienen un contrato para llevar miembros de la tripulación a la ISS en el «Programa de tripulación comercial», una forma que la NASA ha encontrado para eliminar la dependencia de los cohetes Soyuz rusos para transportar astronautas a la estación.
Una tercera empresa, Sierra Nevada Corporation, está desarrollando una nave espacial para transportar carga a la ISS. El Dream Chaser se asemeja a un transbordador espacial en miniatura, pero con un diseño más aerodinámico.
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