El Comité de Asuntos Exteriores de la Duma «considerará el tema [da denúncia do acordo marítimo] y luego informar a los diputados”, dijo Vyacheslav Volodin, según el sitio web de la asamblea.
Rusia y Noruega, dos países con peso decisivo en la región ártica donde los recursos naturales dan lugar a varias rivalidades, concluyeron en 2010 un acuerdo sobre la delimitación de sus fronteras marítimas en el mar de Barents, que puso fin a una disputa de 40 años.
Este acuerdo, ratificado en 2011, fue aclamado como una oportunidad para un nuevo comienzo en las relaciones entre los dos países, pero sus relaciones se deterioraron a partir de entonces, especialmente después de la ofensiva militar de Moscú en Ucrania.
En este contexto, Rusia acusó a Oslo de haber impedido, a finales de junio, el tránsito por su territorio de un carguero destinado a abastecer a los mineros rusos asentados en el archipiélago ártico noruego de Svalbard, y amenazó con tomar represalias.
Noruega consideró que no incumplía ningún acuerdo e indicó que Moscú podría abastecer a la comunidad rusa residente en Svalbard por otros medios.
A unos mil kilómetros del Polo Norte, Svalbard tiene el doble del tamaño de Bélgica y, en ocasiones, se la considera el «talón de Aquiles» de la OTAN en el Ártico.
Un tratado concluido en 1920 en París reconoce la soberanía noruega sobre Svalbard, pero también garantiza a los ciudadanos de los estados signatarios, hoy 46 e incluida Rusia, la libertad de explotar sus recursos naturales “en una situación de perfecta igualdad”.
En este sentido, Rusia, y anteriormente la Unión Soviética, lleva décadas extrayendo carbón en estas tierras habitadas por menos de 3.000 personas de una cincuentena de nacionalidades.
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