Argentina. Los frutos de la motosierra

El presidente argentino, Javier Milei, se postuló bajo el lema de reducir el déficit y luchar contra la inflación, que estaba degenerando rápidamente en un escenario de hiperinflación. Una misión de innegable dificultad, ya que el país se encaminaba, incontrolablemente, hacia el abismo económico y social. Aún no es seguro, pero las señales son alentadoras, incluso si la semana pasada los parlamentarios de la oposición aprobaron un aumento salarial del 170%. El presidente declaró que “así vive la casta”, y el ministro de Economía, Luis Caputo, denunció un “nivel total de desconexión con el pueblo y con la situación económica”.

Aproximadamente cuatro meses después de asumir la presidencia, Milei anunció el martes el primer superávit presupuestario de Argentina desde 2008. El superávit para el primer trimestre de 2024 es del 0,2% del PIB. Desde la Casa Rosada llegaron mensajes de esperanza: “Cada peso que quede en el Estado nacional será devuelto a los argentinos mediante reducciones de impuestos”. “Hacemos posible lo imposible”, añadió el presidente. Los argentinos, a la deriva en las últimas décadas, están empezando a ver tierra.