El lunes, el gigante publicitario británico WPP anunció que un director de una de sus filiales, la agencia de comunicación GroupM, fue detenido en China acusado de corrupción.
WPP «está cooperando con las autoridades y llevando a cabo su propia investigación con un tercero independiente», afirmó el grupo, citado por la agencia France Presse, añadiendo que había «rescindido» el contrato del empleado.
El periódico británico «Financial Times» informó el viernes que las oficinas del GroupM en Shanghai, la «capital» económica de China, habían sido objeto de un registro y que un directivo había sido arrestado.
El sábado, la policía de Shanghai dijo que había “resuelto un caso de corrupción comercial” y arrestó a tres sospechosos, entre ellos “un anunciante”.
El comunicado de prensa no especifica la empresa en cuestión.
Los sospechosos están acusados de haber “aprovechado su posición, entre 2019 y febrero de 2023, para aceptar grandes sumas de dinero en sobornos”, se lee en la misma nota.
Este arresto se produce en un momento en que los grupos extranjeros están preocupados por el entorno empresarial en la segunda economía más grande del mundo. Los temores se han profundizado tras las búsquedas y posteriores interrogatorios a consultoras norteamericanas en los últimos meses.
Las empresas también están preocupadas por la nueva versión de la ley de contraespionaje, que entró en vigor en julio y ha ampliado significativamente la gama de acciones que pueden considerarse amenazas a la seguridad nacional.
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