Diversidad: el valor de la acción afirmativa para la ciencia

Diversidad: el valor de la acción afirmativa para la ciencia

La proximidad de las elecciones nos hace reflexionar sobre la importancia de la ciencia en el desarrollo de políticas públicas que serán fundamentales para la reconstrucción del país. Sin embargo, al discutir este tema, es fundamental pensar que la diversidad es una condición para la producción de ciencia de calidad, en los niveles de pregrado y posgrado.

Las cuotas han transformado los cursos de pregrado en universidades federales y el Estado en términos sociales y étnico-raciales. Los estudios de posgrado, sin embargo, no lograron los mismos resultados. Datos del censo de 2010 indicó una proporción de 19 negros (negros y marrones) por cada grupo de 100 médicos blancos. Datos de la plataforma Lattes analizado por mi en 2017 también apuntan a que el 79% de los médicos se autodeclararon blancos.

La diversidad es un fuerte argumento a favor de la acción afirmativa en los estudios de posgrado. La evidencia señala que proporciona excelencia e innovación, ya que personas con diferentes identidades y experiencias pueden plantear nuevas preguntas de investigación, desarrollar otros enfoques metodológicos y analíticos para la resolución de problemas. Por lo tanto, es fundamental para nosotros hacer una buena ciencia.

Es en este escenario de desigualdad que algunos posgrados y universidades públicas comenzaron a crear acciones afirmativas para promover el acceso de grupos vulnerables. La Uneb (Universidad del Estado de Bahía) fue la primera universidad pública en crear, en 2002, una acción afirmativa para estudios de posgrado. Sin embargo, solo a partir de 2012 estas políticas comenzaron a crearse con mayor intensidad.

En 2016, el Ministerio de Educación editó el Ordenanza Normativa 13/2016, que determinó que las instituciones de educación superior federales deberán presentar propuestas para la inclusión de negros y pardos, indígenas y personas con discapacidad en los estudios de posgrado. La ordenanza ejerció un papel inductor y los cuerpos colegiados de programas y universidades discutieron la inclusión de varios grupos en los estudios de posgrado.

‘La formulación de políticas públicas basadas en evidencia es extremadamente importante para un futuro menos desigual.’

El análisis de la creación de acciones afirmativas en los estudios de posgrado no es una tarea sencilla y enfrenta obstáculos, pues existen más de 4.000 programas reconocidos por la Capes (Coordinación de Perfeccionamiento del Personal de Educación Superior). Como los programas son autónomos para definir sus criterios de admisión y elaborar sus convocatorias, esto provoca que la información esté dispersa en miles de sitios web, de ahí la escasez de datos centralizados sobre dichas pólizas.

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obaap (Observatorio de Acciones Afirmativas en Estudios de Posgrado) es una iniciativa de investigación y divulgación científica que tiene como objetivo recopilar información que se encontraba dispersa, permitiendo que los datos estén organizados y accesibles para cualquier persona o institución interesada. Un motor de búsqueda permite a los tomadores de decisiones ubicar edictos y resoluciones y, a partir de ahí, identificar modelos para la formulación de políticas.

Con base en el seguimiento periódico de las convocatorias y resoluciones publicadas hasta el 2021, identificamos que el 54% de los programas académicos de las universidades públicas (1,531) adoptan alguna modalidad de acción afirmativa, lo que indica un avance significativo en relación con la datos recopilados previamente. Hay un predominio de la modalidad de cuotas (adoptada por el 73% de los programas), así como la inclusión de un espectro diverso de beneficiarios, como negros, pardos, indígenas, personas con discapacidad, quilombolas, personas trans, entre otros. .

Por lo tanto, los datos indican que las acciones afirmativas ya son una realidad en los estudios de grado y posgrado. Sin embargo, no basta con garantizar solo el acceso de los estudiantes: es crucial que las universidades, los gobiernos y las agencias financiadoras piensen en políticas para su permanencia.

En los últimos años, las universidades públicas se han visto impactadas por una serie de recortes presupuestarios y cambios en los criterios de distribución becas de iniciación científica y posgrado. Los recortes afectaron operación instituciones y fueron acompañados de declaraciones y actos que degradado inversión pública en ciencia. Según la SBPC (Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia), cambios en las reglas de Capes resultó en la eliminación de más de 8.000 bolsas investigación en todas las áreas del conocimiento.

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La retirada de recursos de las universidades públicas perjudica a la ciencia, ya que estas instituciones reúnen la mayor parte de la investigación y conocimiento científico producido en el país. Los recortes también afectan las políticas de asistencia y retención de estudiantes, afectando especialmente a aquellos que más necesitan el apoyo del gobierno, la mayoría de ellos estudiantes de cuota de pregrado y posgrado.

A esto se suma la discusión sobre la revisión de la Ley de cuotasque reserva vacantes en carreras de pregrado en instituciones federales y beneficia a estudiantes de escuelas públicas, de escasos recursos y autodeclarados negros, pardos, indígenas y discapacitados.

La ley prevé la necesidad de revisar la póliza a los 10 años, sin que se prevea un plazo transitorio. Por lo tanto, permanece en vigor hasta que sea modificado o revocado por otro, siguiendo las disposiciones del artículo 2 de la Ley de Introducción a las Normas de Derecho Brasileño (Decreto-Ley N° 4.657/42). Cabe señalar, además, que el caso de la Ley de Cuotas es diferente a la Ley 12.990/14, que prevé cuotas en las licitaciones públicas federales, pues esta última prevé expresamente que su vigencia es de 10 años. Por lo tanto, no es posible interpretar que la política de la Ley de Cuotas se suspenderá o extinguirá luego del plazo de 10 años o si el Congreso no la revisa.

Sin duda, la revisión de la Ley de Cuotas estará incluida en el debate electoral. Como el tema tiene una amplia producción científica, es fundamental que los agentes políticos tomen en cuenta la evidencia en una posible revisión de una de las políticas públicas más importantes de las últimas décadas.

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La formulación de políticas públicas informadas por la ciencia y basadas en evidencia es de suma importancia para construir un futuro sostenible y menos desigual. Cuanto más diversa sea la ciencia, más innovadora será y capaz de apoyar el desarrollo de políticas públicas más efectivas para los diferentes problemas que afectan a la población.

Esta columna fue escrita para la campaña #scienceinelections, que celebra el Mes de la Ciencia. Anna Carolina Venturini es becaria posdoctoral del Cebrap (Centro Brasileño de Análisis y Planificación) y coordinadora del Obaap).

Lilia Schwarcz es profesor en la USP y académico global en Princeton. Es autora, entre otros, de “El Espectáculo de las Razas”, “Como Barbas do Emperador”, “Brasil: Uma Biografía”, “Lima Barreto, Triste Visionaria”, “Diccionario de Esclavitud y Libertad”, con Flavio Gomes, y «Diccionario de Esclavitud y Libertad», con Flavio Gomes. Sobre el autoritarismo brasileño». Curó una serie de exposiciones, entre ellas: «Una mirada a Brasil», «Historias mestizas», «Historias de sexualidad» e «Historias afroatlánticas». ”. Actualmente es curadora asistente de relatos en el Masp.

Los artículos publicados por columnistas son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no representan las ideas u opiniones de Nexo.

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