El Banco de Japón mantendrá las tasas de interés de referencia negativas y el objetivo para las tasas de los bonos del gobierno a 10 años en torno al 0%.
El Banco de Japón decidió el viernes mantener intacta la estrategia de flexibilización monetaria, que incluye tasas ultrabajas, a la espera de señales más positivas de crecimiento económico y desaceleración de la inflación.
La decisión fue tomada por unanimidad en la segunda reunión de la junta de política monetaria del banco central japonés presidida por el nuevo gobernador Kazuo Ueda.
El Banco de Japón (BOJ) mantendrá las tasas de interés de referencia negativas y el objetivo para las tasas de los bonos del gobierno a 10 años en alrededor del 0%, según un comunicado emitido después de la reunión. El banco central señaló que la economía japonesa ha crecido en los últimos trimestres, «aunque se ha visto afectada en el pasado por factores como los altos precios de la energía», al considerar que las condiciones financieras «han mejorado».
Aunque las exportaciones y la producción industrial de Japón se vieron afectadas por la desaceleración económica mundial, los indicadores «se mantuvieron más o menos estables, ayudados por los efectos atenuantes de los problemas de suministro», dijo el BoJ.
El banco central apuntó a un aumento en la inversión empresarial gracias a las ganancias recientes y una desaceleración de la inflación combinada con la «desaparición de los precios más altos de la energía». El índice de precios al consumidor de Japón aumentó un promedio de 3,5% en los últimos meses, muy por encima del objetivo del 2% del BoJ, por lo que algunos analistas esperaban que el regulador aumentara las tasas para controlar la inflación, de manera similar a otras economías importantes.
El miércoles, la Reserva Federal de EE. UU. mantuvo la tasa de interés sin cambios, pero advirtió que podría volver a subir más adelante este año. El jueves, el Banco Central Europeo volvió a subir la tasa de referencia y agregó que no sería la última vez en 2023.
El banco central de Japón mantuvo la política, dado lo que vio como una inflación transitoria que, según dijo, debería disminuir a partir de septiembre. Sin embargo, la institución subrayó la incertidumbre ligada a la situación geopolítica y se comprometió a seguir monitoreando la evolución de la economía mundial.
«Dada la incertidumbre extremadamente alta que rodea a las economías y los mercados financieros nacionales y extranjeros, el BoJ buscará pacientemente la relajación monetaria mientras responde con agilidad a los cambios en la actividad económica y los precios», dijo en la misma nota.
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