El país más poblado del mundo ahora enfrenta una crisis demográfica, con una fuerza laboral que envejece, una economía en desaceleración y el crecimiento demográfico más lento en décadas.
Aunque las autoridades abolieron la política del hijo único en 2016, permitiendo hasta tres hijos por pareja, los nacimientos han seguido disminuyendo en los últimos cinco años.
El martes, el Ministerio de Salud pidió al gobierno central ya las autoridades locales que gasten más en salud reproductiva y mejoren los servicios de cuidado infantil. Estos servicios son en gran parte insuficientes en el país.
Las autoridades locales deben «poner en marcha medidas activas para apoyar la fertilidad» a través de subsidios, deducciones fiscales y mejores seguros de salud, así como ayudas para la educación, la vivienda y el empleo para las familias, dijo el ministerio.
Las provincias también deben asegurarse de tener suficientes guarderías para fin de año para niños de dos a tres años.
Las ciudades más ricas de China ya han introducido préstamos para vivienda, exenciones de impuestos, ayuda para la educación e incluso subvenciones para alentar a las mujeres a tener más hijos. Las directivas publicadas hoy parecen querer extender esta política a todo el territorio.
La tasa de natalidad de China cayó el año pasado a 7,52 nacimientos por cada 1.000 habitantes, la más baja desde que comenzaron los registros en 1949, según la Oficina Nacional de Estadísticas de China.
El mayor costo de vida y la propensión a formar familias más pequeñas son algunas de las razones citadas para explicar esta caída en la natalidad. A principios de agosto, los funcionarios de salud advirtieron que la población de China disminuiría para 2025.
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