España dividida – Renacimiento

La saga continúa en el Parlamento español porque, en las últimas elecciones, ningún partido o coalición obtuvo mayoría para gobernar. No se puede descartar una repetición de las elecciones españolas.

Pedro Sánchez, líder de los socialistas, para formar gobierno, intentará contar con el apoyo de los partidos nacionalistas, es decir, los que defienden la independencia de la región que representan –Cataluña, el País Vasco… Lo que horroriza a muchos gente y no sólo de derechas.

La democracia es un régimen político que tiene como objetivo superar los conflictos pacíficamente. Así es como en una monarquía democrática se aceptan los partidos republicanos. Esto sucede en España, como en Portugal: en 1876 se crea legalmente el Partido Republicano, con el consentimiento del rey D. Luís. No fue hasta 1910 que se proclamó la república en Portugal.

También vemos, en muchos países, la aceptación de partidos cuya ideología contrasta con los respectivos preceptos constitucionales. Partidos comunistas, partidos de derecha radical, etc.

Hay varios países democráticos donde hay partidos que defienden la independencia de una parte del Estado, lo que equivaldría a amputar ese Estado. Pensemos, por ejemplo, en Escocia y el Partido Nacional Escocés; o en Italia, donde la Liga Norte de Salvini empezó defendiendo la independencia del norte del país, «Padania».

Los partidos independentistas se encuentran en un camino difícil, ya que fácilmente socavan la soberanía nacional del país. En principio, las autoridades centrales de los países donde operan deben autorizar iniciativas como los referendos. Ya se ha celebrado un referéndum en Escocia, donde ganó el “no” a la independencia; y la Cámara de los Comunes de Londres aún no ha autorizado un nuevo referéndum.

El problema que enfrenta a los separatistas catalanes con las autoridades nacionales de Madrid existe porque las iniciativas y proclamas de los separatistas catalanes no siempre han respetado la legislación nacional, en particular el derecho constitucional. De ahí la controversia en España sobre si los delincuentes deberían o no beneficiarse de la amnistía.

Portugal tiene la suerte de ser un país cuyas fronteras europeas están establecidas desde hace varios siglos. Los separatistas catalanes lamentan que el restablecimiento de la plena soberanía portuguesa en 1640, cuando los portugueses ya no tenían como rey al monarca español (esta incómoda situación duró 60 años), perjudicó el intento de independencia de Cataluña. Las autoridades madrileñas dieron entonces prioridad a la lucha contra las demandas catalanas. Pero vale la pena recordar que cuando esto ocurrió, Portugal tenía a sus espaldas varios siglos de historia como nación independiente –y no ocurrió lo mismo en Cataluña.