Fue en 2018 cuando el actual gobierno español, encabezado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció su intención de liberalizar todas las autopistas de peaje cuyas concesiones privadas no habían sido renovadas.
Ese mismo año, el 1 de diciembre, se levantó la Autopista del Norte, la AP-1, vía los peajes del tramo Burgos y Armiñón -unos 84 km-. Hasta entonces, la concesión privada de Itínere, al no haber sido renovada, convertiría a la AP-1 en la primera autopista española en dejar la gestión privada a la gestión pública.
Desde entonces, varias autopistas de peaje se han vuelto públicas y gratuitas. Solo este año se han añadido 640 km, incluidas las cuatro carreteras que, hasta la fecha, el 1 de septiembre, tampoco son facturables. En total, desde el inicio de este proceso, 1.029 km de autopistas ya no tienen peaje.
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Hoy le ha tocado el turno a la AP-2 (Zaragoza-Barcelona (conexión con la AP-7)) -una de las autopistas más caras de España, con un coste de 0,15 € / km, gestionada hasta ahora por Abertis- un par de los tramos de la AP-7 (Montmeló-El Papiol (Barcelona); Tarragona-La Jonquera (Girona)), la C-32 (Lloret de Mar-Barcelona) y la C-33 (Ciutat Comtal-Montmeló) ya no tener un peaje.
La C-32 y la C-33, sin embargo, serán gestionadas por la Generalitat de Catalunya (Generalitat de Catalunya).
Gratis, pero ¿hasta cuando?
Si, por un lado, estas secciones ahora son gratuitas, también es cierto que podrían pagarse muy pronto.
El Gobierno español viene preparando desde hace meses nuevas soluciones fiscales, como parte de su Plan de Recuperación (el equivalente a nuestro Plan de Recuperación y Resiliencia), que replanteará la fiscalidad de diversos aspectos relacionados con el uso del coche, teniendo en cuenta la premisa «Los que contaminan pagan» y, por supuesto, esto incluye el uso de carreteras y autopistas.
Un análisis del gobierno español de su red de autopistas, realizado por el Ministerio de Transportes, encontró que solo el 8% eran peajes, siendo el 92% restante autovías de libre acceso.
En el futuro, más cerca que lejos, este escenario debe cambiar, y aunque no implique la devolución de peajes físicos, podría implicar la creación de un nuevo impuesto, también para que el Estado pueda financiar el mantenimiento y conservación de estas vías. .
Recuerda que España tiene la red de autopistas y autovías más grande de Europa (más de 17.000 kilómetros), pero aquí también es donde pagas menos.
La fuente: Economía digital, El economista.
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