El producto interno bruto (PIB) de EE. UU. cayó 0,9% en el segundo trimestre en términos anualizados y 0,2% respecto al trimestre anterior, sumiendo a la economía más grande del mundo en una recesión técnica luego de la caída de 1,6% observada durante los primeros tres meses del año.
Los datos provisionales publicados el jueves por el Departamento de Comercio de EE. UU. sorprendieron a los economistas, que habían pronosticado un crecimiento del 0,4%.
A pesar de la contracción de la economía, el gasto del consumidor privado, que es un indicador de la salud de la economía estadounidense, creció un 1 % en el trimestre, una desaceleración del 1,8 % en los tres primeros meses del año, pero mostrando cierta resistencia.
Estados Unidos no utiliza el concepto de dos trimestres consecutivos de contracción para declarar una recesión, a diferencia de la mayoría de las principales economías mundiales. Para que exista oficialmente una recesión en los Estados Unidos, la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER), un grupo independiente de ocho economistas, debe declarar que la economía más grande del mundo está en recesión. El NBER utiliza una amplia gama de indicadores y no solo el PIB.
La Casa Blanca y la Reserva Federal (Fed) sostienen que la situación actual no es una recesión.
Recientemente, el Secretario del Tesoro de los Estados Unidos argumentó en la NBC que las condiciones de la economía son «únicas». «Cuando creamos casi 400.000 puestos de trabajo al mes, eso no es una recesión», dijo Janet Yellen.
Independientemente del debate sobre si Estados Unidos ya está en recesión o no, los datos de hoy presionan aún más a la Fed, que el miércoles 27 de julio subió los tipos de interés 75 puntos base para frenar la escalada inflacionaria. La política agresiva de la institución que dirige Jerome Powell ha hecho temer que el país esté entrando en una recesión efectiva y significativa.
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