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Imagínese estar en el espacio mientras el mundo que conoce se desmorona. En el fascinante campo de la exploración espacial, siempre puede suceder que las misiones tomen rutas inesperadas.
Sergei Krikalev, conocido como “el último soviético”, se convirtió involuntariamente en protagonista de una historia sin precedentes al quedar atrapado en el espacio durante casi un año en la Estación Espacial Mir.
¿Cual es la razón? El colapso de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
La Odisea de Sergei Krikalev
Sergei Krikalev es un cosmonauta ruso que se hizo conocido por su vuelo de 803 días en el espacio, durante el cual quedó varado en el espacio debido a conflictos políticos en su tierra natal. En mayo de 1991, Krikalev fue enviado a la Estación Espacial Mir y se suponía que regresaría en noviembre de 1991. Sin embargo, debido a la desintegración de la Unión Soviética, no pudo regresar. En cambio, permaneció en el espacio durante 803 días y finalmente regresó en marzo de 1992.
Durante este tiempo, fue testigo de momentos decisivos en la historia rusa, incluida la abdicación del presidente Mikhail Gorbachev y el ascenso de Boris Yeltsin como el primer presidente electo de Rusia. Krikalev también se vio obligado a utilizar sus habilidades de ingeniería para mantener en funcionamiento la estación espacial Mir, ya que ya no había recursos para ella en la Tierra.
Todo comienza en mayo de 1991, cuando Krikalev ascendió a la estación espacial Mir para la misión Soyuz TM-12, inicialmente prevista para cinco meses.
Sin embargo, la caída de la URSS alteró notablemente su regreso a la Tierra.
Lo que debería haber sido una corta estancia duró 311 días en el espacio, convirtiéndose en una misión espacial emblemática.
La misión más larga
A bordo de la Mir, compartiendo espacio con Anatoly Artsebarsky y Helen Sharman, la primera mujer británica en el espacio, el ambiente se volvió aún más peculiar durante esos días de espera.
El colapso económico de la URSS y el intento de golpe de Estado contribuyeron al retraso de Krikalev, dejándolo varado en una estación espacial que describió como pequeña, con olor a humano y a brandy.
Sin nacionalidad tras la disolución de la URSS, su regreso se retrasó por falta de fondos.
Finalmente, el 25 de marzo de 1992, Krikalev aterrizó en Kazajstán, convirtiéndose en el último ciudadano soviético en regresar a la Tierra tras el colapso de la Unión Soviética.
Si sumamos todas sus misiones, Krikalev hizo historia al pasar un total de 803 días 9 horas y 39 minutos en el espacio.
Incluso después de esta odisea espacial, el actual hombre de 65 años siguió trabajando tras la disolución de la URSS y en colaboración con la NASA.
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