Cuando, en enero de 2018, OEI inició su actividad en Portugal, se definieron tres objetivos principales: primero, promover una mayor participación e intercambio de conocimiento entre Portugal y el espacio iberoamericano; segundo, contribuir a la cooperación entre este espacio y la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP); finalmente, promover la lengua portuguesa, hasta entonces casi inexistente dentro de la organización.
La Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) fue creada en 1949, en una posguerra marcada por la necesidad de aunar esfuerzos y trabajar en agendas compartidas. La educación fue una de sus primeras acciones, ya que en ese momento, como hoy, se percibía la relevancia de este sector para el crecimiento y desarrollo económico. Si el esfuerzo comenzó con la generalización de la educación fundamental, que actualmente se extiende a toda la región, hoy el desafío es la educación infantil y la educación superior: la primera porque tiene importantes repercusiones en las carreras escolares y la segunda por el aporte a la cualificación de los nuevas generaciones. A pesar de los avances, la región aún presenta muchas debilidades comunes a todos los niveles educativos, que se han agravado con la pandemia, comenzando por las desigualdades en el acceso y la diferente calidad de la oferta educativa.
Por otra parte, la Educación no puede disociarse de la Ciencia y la Cultura: en el primer caso, porque las Instituciones de Educación Superior continúan siendo las principales instancias de producción científica y, en el caso de la Cultura, no solo por su transversalidad y aporte al desarrollo , así como la necesidad de formar agentes culturales y reforzar sus derechos. También en estos dominios, los últimos años han provocado contratiempos que es importante superar rápidamente.
En los últimos 5 años, OEI en Portugal ha desarrollado 54 proyectos, otorgado 49 ayudas a la movilidad, mantiene 67 protocolos de cooperación activa y da cuenta de alrededor de 30.000 beneficiarios.
Portugal participa en las Cumbres Iberoamericanas de Jefes de Estado y de Gobierno desde la primera reunión en 1991, expresando así su voluntad de trabajar junto a una comunidad formada por 19 países latinoamericanos y 3 países europeos (Andorra, España, Portugal) quienes, entre ellos, comparten afinidades culturales y lingüísticas. Desde 2002, Portugal es miembro de la OEI, pero la apertura de su representación en Lisboa, aunque a pequeña escala, ha permitido un trabajo conjunto muy expresivo.
En los últimos 5 años, la OEI en Portugal ha desarrollado 54 proyectos, concedido 49 ayudas a la movilidad, mantiene 67 protocolos de colaboración activa y da cuenta de unos 30.000 beneficiarios. Más allá de estos resultados directos, es importante señalar el interés que ha habido en las experiencias de Portugal, particularmente en materia de Educación, que han sido compartidas con los demás países. Solemos olvidar que el país superó en dos generaciones tasas exorbitantes de analfabetismo, hoy cuenta con 12 años de escolaridad obligatoria, además de la generalización de la educación preescolar y el aumento de la frecuencia de la Educación Superior. Estos datos, a los que atribuimos poca relevancia, son vistos desde el exterior como un buen resultado y un ejemplo de políticas públicas.
También cabe destacar la importante alianza con la CPLP, siendo la OEI la primera organización internacional en obtener el estatus de Observador Asociado. En las áreas de Educación, Ciencia, Cultura y promoción de la lengua portuguesa, las dos organizaciones han promovido iniciativas conjuntas, conocimientos y experiencias compartidas, alineando también sus objetivos.
Por último, me gustaría destacar la promoción de la lengua portuguesa: actualmente, la OEI es una organización bilingüe líder, con prácticamente todos sus documentos, incluidos los de carácter técnico, publicados en español y portugués, y sus reuniones de trabajo también se llevan a cabo lugar en ambos idiomas. Esta dimensión refuerza la cooperación con la CPLP, pero también la importancia de una comunidad de casi 850 millones de personas que pueden comunicarse en dos idiomas estrechamente relacionados y con muchos rasgos culturales comunes.
Creemos en la cooperación y en las enormes ventajas de trabajar en asociación para alcanzar más rápido los objetivos de desarrollo. Tal vez sea un sueño o un optimismo perenne, pero la experiencia de décadas me ha demostrado que trabajar con socios, dialogar, buscar respuestas compartidas, hacer que las cosas sucedan juntos, sigue siendo la única forma de lograr resultados. Un paso, otro paso, otro paso.
Director en Portugal de la Organización de Estados Iberoamericanos
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