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Un conserje destruyó el trabajo de décadas de investigación «pionera» en los Estados Unidos al apagar un congelador de laboratorio que contenía muestras extremadamente importantes.
El incidente tuvo lugar en septiembre de 2020 en el Instituto Politécnico Rensselaer en Troy, Nueva York, pero el caso se conoció en los últimos días.
El profesional de la limpieza argumentó que lo apagó porque había un sonido de alarma muy «molesto», según una demanda presentada por los abogados de la institución afectada en Nueva York.
Aunque había un cartel que explicaba cómo silenciar el pitido, el trabajador habría desconectado un interruptor por un error de lectura.
Según los abogados, las muestras almacenadas a -80 °C eran «irrecuperables», y los daños ascendieron a US$ 1 millón (alrededor de R$ 4,8 millones).
La universidad donde se encuentra el laboratorio demandó a la empresa de limpieza del empleado en cuestión por considerar que no estaba debidamente capacitado.
En el laboratorio se estaba llevando a cabo una gran cantidad de investigación sobre la fotosíntesis, dirigida por el profesor KV Lakshmi, que tenía el potencial de ser un «pionero» en el avance del desarrollo de paneles solares, según el abogado del instituto.
El laboratorio tenía un contrato con la empresa de limpieza por US$ 1,4 millón (alrededor de R$ 6,7 millones).
Unos días antes de que se apagara el congelador, sonó una alarma que advertía de un aumento de temperatura de 3 °C.
Si bien la fluctuación podría haber sido catastrófica, el profesor Lakshmi «determinó que los cultivos celulares, las muestras y la investigación no sufrieron daños», dice la demanda.
Debido a las restricciones de la pandemia de covid-19 en ese momento, las reparaciones del congelador demorarían una semana.
Mientras tanto, colocaron un cartel de advertencia: «Este congelador está sonando porque está en reparación. Por favor, no lo mueva ni lo desconecte. No es necesario limpiar esta área».
«Puede presionar el botón de silencio de alarma/prueba durante 5 a 10 segundos si desea silenciar el sonido».
Pero días después de que la alarma comenzara a sonar, el contratista general activó el interruptor que suministraba electricidad al congelador.
Según un informe presentado por el personal de seguridad del instituto, el trabajador pensó que estaba accionando el interruptor cuando, en realidad, lo había apagado, informó el New York Post.
Cuando los investigadores descubrieron el error, la temperatura había subido 50 grados, hasta alcanzar los -30 °C.
La mayoría de las muestras que se suponía que debían mantenerse a -80 °C estaban «comprometidas, destruidas y sin posibilidad de recuperación, desechando más de 20 años de investigación», según la demanda.
El abogado Michael Ginsberg le dijo a NBC News que el conserje escuchó «alarmas molestas».
Los abogados que lo entrevistaron dijeron que «incluso entonces, no parecía creer que había hecho nada malo, sino que solo estaba tratando de ayudar».
El equipo legal del instituto alega que la empresa que empleó al trabajador no capacitó adecuadamente a su empleado.
Buscada por el informe, la empresa de limpieza no se pronunció sobre el caso.
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