«Nuestra intención no era descubrir una nueva isla», dijo el explorador danés Morten Rasch a la agencia de noticias Reuters. «Simplemente fuimos allí para recolectar muestras».
Inicialmente, los científicos pensaron que habían llegado a Oodaaq, una isla descubierta en 1978. Más tarde, comprobando la ubicación exacta, se dieron cuenta de que, después de todo, estaban en otra isla, a 780 metros de distancia, en dirección noroeste.
«Es un poco como los exploradores de antaño, que pensaban que habían llegado a cierto lugar pero, al final, encontraron un lugar totalmente diferente», agregó la empresaria suiza Christiane Leister, creadora de la Fundación Leister, quien financió la expedición.
La pequeña isla, que mide unos 30 metros de diámetro, está formada por lodo del fondo marino, así como por tierra y rocas dejadas por el movimiento de los glaciares. A pesar de estar expuesta por la capa de hielo cambiante, los científicos dicen que la apariencia de la isla no es un resultado directo del calentamiento global, que ha reducido la capa de hielo de Groenlandia.
Para que el territorio se considere parte de Groenlandia, el gobierno danés aún tiene que reconocerlo, lo que se puede hacer si la isla permanece visible incluso durante la marea alta. «Cumple con los criterios de una isla», dijo René Forsberg, profesor y jefe de geodinámica del Instituto Nacional del Espacio de Dinamarca, advirtiendo que «estas pequeñas islas van y vienen».
