Cruz Azul encontró la calma. Ha derrotado a unas Chivas que, a pesar de mejorar en los últimos días, carecen del nivel para competir con los poderes del Liga MX. La Máquina estuvo mucho mejor en la primera mitad. Tenía el balón, el control territorial y las ocasiones. El Flock solo pudo dañar el medidor unas pocas veces sin generar más dramatismo en la portería Corona.
Sin embargo, a pesar de la fuerte primera mitad del Celestial, una vez consumida la ventaja, ese dominio cayó en la segunda mitad. Cruz Azul retrasó las líneas, cedió el balón, se refugió en su propia zona y voluntariamente dejó el escenario a Chivas que, por sí solas, no pudieron crear peligro en ataque.
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Son posiciones que a veces resultan incomprensibles. La Máquina logró acabar con el juego en 45 minutos. No fue por la fuerza y, a falta de eficacia, por decisión del técnico, el equipo cedió la segunda parte por vivir a costa de un error del rival o de que hubiera no la lucidez para encontrar los caminos del sorteo.
Esta es la máxima preocupación de la afición que, al ver cómo su equipo se olvidaba de jugar, solo interesada en defender los ingresos mínimos, estalló de rabia en las redes, al ver que su equipo no podía rematar. un equipo claramente inferior en todas las líneas, tanto individual como colectivamente.
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Sin embargo, Cruz Azul, que no había demostrado en partidos anteriores, fue capaz, ante equipos cerrados, lo que le dio importancia y buscó atacar detrás de él, la paciencia para llegar al área, para construir. dependiendo del toque y la posesión. y con ello, generar oportunidades de puntuación.
Es cierto que el gol que abrió el área fue de penalti, muy claro por cierto, pero que la sanción máxima se obtuvo en base a un fútbol elaborado, con sentido y muy bien armado por una serie de jugadores. con una buena base, que pueda ofrecer este nivel de pie cuando sea necesario para seguir adelante con las situaciones.
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El partido deja conclusiones muy claras. La primera es que este Cruz Azul tiene que jugar con dos atacantes. El que más se centra en las plantas y es el referente en el área, para que Jonathan Rodríguez tenga la libertad de moverse entre líneas, de disparar en diagonal, de generar una superioridad en el centro del campo y de aparecer indiscriminadamente en todo el suelo.
Siboldi, él entendió. Una forma de mejorar las cualidades de su equipo es que el uruguayo esté cómodo. El ‘Cabecita’ es un jugador al que hay que dejar ir, jugar detrás de un atacante y aparecer donde quiera. Así, explotará todas sus virtudes, que son su olfato, su capacidad de llegada y su gran definición de cara a la portería.
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La segunda es que Siboldi a veces volvió a lo básico. Un equipo de apoyo al que exprimir desde arriba, que busca empezar a jugar desde atrás y que ha vuelto a colocar a los jugadores con mayor habilidad y calidad de su vasta plantilla que, aunque numerosa, gusta en total, está muy claro quiénes son los 11 que juegan en los días de la verdad.
Cruz Azul ganó, recuperó la confianza y se impuso en las posiciones directas de Liguilla. Volvió al camino de la portería, demostró solidez en defensa y al parecer vuelve a tener a su mejor jugador, en estado de gracia ante la portería que en Liga acaba siendo el punto diferencial de pase o de gol. no pase atado. Sin embargo, las preocupaciones están ahí, sobre todo cuando por simple negligencia, tiras 45 minutos donde, sin mucho, te podrían haber quitado el partido, y eso, a la afición, les trae recuerdos de que solo quieren olvidar todo. .
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