En Brasil, alrededor de 1,2 millones de personas padecen la enfermedad de Alzheimer, y en Estados Unidos esta cifra alcanza los 6 millones. Casi dos tercios de estos individuos son mujeres, algo que, según los investigadores, tiene que ver con la genética y con el hecho de que viven más que los hombres.
Sin embargo, existe un consenso cada vez mayor de que la menopausia puede ser un factor de riesgo importante para desarrollar demencia en el futuro, como se muestra en un informe publicado esta semana en Los New York Times.
Al atravesar esta fase de la vida, las mujeres enfrentan tantos cambios en el cerebro como en los ovarios, dice la neurocientífica Lisa Mosconi, directora del centro de estudios de la mujer de Weill Cornell Medicine, en Estados Unidos.
La mayoría de las mujeres no experimentarán ninguna consecuencia a largo plazo. Sin embargo, alrededor del 20% de ellas desarrollará demencia en las décadas posteriores a la menopausia, afirman los expertos consultados para el informe.
Cambios cerebrales durante la menopausia
El cerebro femenino es rico en receptores de estrógeno, especialmente en regiones que controlan la memoria, el estado de ánimo, el sueño y la temperatura corporal. El estrógeno también es vital para la capacidad del cerebro para defenderse contra el envejecimiento y el daño.
La caída característica de los niveles de estrógeno durante la menopausia no sólo altera el funcionamiento de algunas regiones del cerebro, según el neurocientífico, sino que también altera su estructura. Los estudios de escaneo indican un volumen reducido en el cerebro de las mujeres menopáusicas en comparación con el cerebro de los hombres de la misma edad o de las mujeres premenopáusicas.
Estos cambios neurológicos pueden incluso ser responsables de algunos síntomas de la menopausia, como sofocos, alteraciones del estado de ánimo y una reducción leve y, generalmente temporal, de la memoria y la cognición (la capacidad de prestar atención y razonar).
Estos cambios también se parecen a los cambios en el cerebro que ocurren justo antes de que aparezca la demencia, dicen los expertos. Además, algunas de las regiones del cerebro afectadas por la menopausia son las mismas que las afectadas por la enfermedad de Alzheimer.
Los síntomas de la menopausia en sí, como la falta de sueño y los sofocos, también se han relacionado con la demencia. Un estudio publicado el año pasado encontró que los sofocos se asociaban con un aumento en la cantidad de pequeñas lesiones en el cerebro, que son un signo de deterioro de la salud cerebral.
Otro estudio más reciente determinó que los sofocos durante el sueño se asociaban con un aumento de los biomarcadores sanguíneos del Alzheimer, que sirven como indicadores tempranos de la enfermedad.
Pasos para proteger tu cerebro
Aunque esta investigación parece alarmante, según los expertos, el cerebro y las funciones cognitivas de la mayoría de las mujeres se estabilizan después de la transición a la menopausia. De cualquier manera, hay cosas que puedes hacer para fortalecer tu salud y tu cognición ante la disminución de estrógeno.
Varios estudios han descubierto que hasta el 40% de los casos de demencia podrían prevenirse. Algunos cambios en el estilo de vida en la mediana edad, como dejar de fumar, reducir el consumo de alcohol, dormir mejor y mantenerse mental y socialmente activo, ayudan con la prevención.
Pero para las mujeres menopáusicas, los expertos dicen que tres cosas en particular probablemente tengan el mayor impacto, abordando tanto los síntomas a corto plazo como el riesgo de demencia a largo plazo:
#1 Terapia hormonal en el momento adecuado
Durante décadas, a los investigadores les preocupaba que la terapia hormonal utilizada para tratar los síntomas de la menopausia estuviera asociada con un mayor riesgo de desarrollar demencia en mujeres mayores. Sin embargo, estudios recientes, incluido uno publicado el mes pasado que revisó los resultados de más de 50 estudios, analizan más de cerca el momento de iniciar la terapia y sugieren que comenzar el tratamiento cuando comienzan los síntomas de la menopausia evita que esto suceda.
Otros estudios demostraron que la terapia hormonal no tuvo ningún efecto sobre el riesgo de demencia y Alzheimer. Sin embargo, estos tratamientos son eficaces para tratar los sofocos y los sudores nocturnos, además de mejorar la calidad de vida, que son «determinantes importantes de la salud del cerebro».
#2 Ejercicio constante
La inactividad física presenta un mayor riesgo de enfermedades neurodegenerativas en las mujeres que en los hombres. Un estudio de 2018 que siguió a casi 200 mujeres de mediana edad durante 44 años encontró que cuanto mayor era el nivel de condición física al inicio del estudio, menor era el riesgo de desarrollar demencia en el futuro.
#3 Dieta saludable
En los últimos años, los investigadores han descubierto que determinadas dietas, como la dieta mediterránea y la dieta Mind (que son bastante similares), se asocian con un riesgo reducido de demencia tanto en hombres como en mujeres. Priorizan las verduras, frutas, cereales integrales, proteínas magras y grasas saludables.
La dieta mediterránea, en particular, parece ser una herramienta protectora, incluso para las mujeres con riesgo genético de padecer la enfermedad de Alzheimer. Y puede haber un beneficio específico de estas dietas ricas en plantas para las mujeres: la investigación preliminar sugiere que ciertas bacterias intestinales, que se nutren de una dieta rica en plantas, pueden ayudar a equilibrar los niveles de estrógeno en el cuerpo.
Muchos de estos cambios en el estilo de vida toman tiempo, algo que muchas mujeres de mediana edad sienten que no tienen. Pero es importante que la atención sanitaria y la calidad de vida sean prioridades, ya que esto puede marcar una gran diferencia en el futuro.
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