Lo que la ciencia nos inspira sobre las elecciones y la toma de decisiones

Lo que la ciencia nos inspira sobre las elecciones y la toma de decisiones

Esta columna fue escrita para la campaña #scienceinelections, que celebra el Mes de la Ciencia. En julio, los columnistas ceden su espacio para reflexionar sobre el papel de la ciencia en la reconstrucción de Brasil. Quien escribe es el profesor Dr. Rubens Harb Bollos, médico, investigador de la Unifesp (Universidad Federal de São Paulo) y presidente de la ABMPP (Asociación Brasileña de Medicina Personalizada y de Precisión).

Después de todo, ¿qué es la ciencia? ¿Y cuál es su papel en la reconstrucción de nuestro país? Estos son los temas que el Instituto Serapilheira y Maranta Inteligencia Política propusieron para que, este julio, los científicos ocuparan los espacios brindados por columnistas para ampliar esta discusión y reflexión. Agradezco a la columnista Januária Cristina Alves que se ocupa de la educación mediática y literaria y de la nexo por la invitación.

Durante la pandemia, la ciencia se hizo evidente para la sociedad brasileña, tanto en la salud, con la creación de vacunas y curas, como en la tecnología, a través de la virtualización social a través del comercio electrónico, medios digitales y reuniones.

La ciencia es la que más sabe lo que no sabe. Por tanto, es el más fiable, y por tanto es la base de las recomendaciones y, por su previsibilidad metodológica, debe seguirse. Desde el inicio de nuestra civilización, los seres humanos nos hemos preguntado por el sentido de nuestra vida: ¿Qué es la vida? ¿De qué está hecho el universo? ¿De dónde venimos? ¿Qué nos enferma? Y hoy, ¿cómo equilibramos nuestra cordura? Así, cuando nos hacemos preguntas, la mayéutica socrática nos proporcionó el surgimiento de seres capaces de observar el mundo que les rodea, cuestionando y proponiendo explicaciones a los fenómenos y eventos. Así nació la filosofía y, a partir de ella, la ciencia. Entonces, quien tiene una pregunta está en la conciencia.

La ciencia tiene su manera de analizar, explicar y describir lo que existe y a esto le llamamos método científico. Para esta metodología, todo tiene que ser probado y verificado, demostrando estabilidad y replicabilidad, asegurando que la previsibilidad de la investigación y su credibilidad se logre solo después de que la publicación haya sido revisada por otros científicos. Al acceder al manuscrito científico, absorbemos conocimiento con seguridad epistémica y así, podemos difundirlo y aplicarlo en bien de la evolución de la vida. Por lo tanto, en teoría, los científicos son los ciudadanos más preparados para aceptar errores y aciertos, lo que los hace más confiables para orientar la toma de decisiones, y también para construir el proyecto de futuro de una nación. Son los técnicos y especialistas que deben componer todos los gobiernos.

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Sin ciencia no hay innovación tecnológica y por tanto una cultura no evoluciona. Así, entre las diversas culturas que habitan este planeta en el siglo XXI, unas viven como en el siglo V, otras en la Edad Media y unas pocas ya vislumbran, con sus conciencias, la sostenibilidad del planeta del siglo XXII.

Y en Brasil, ¿en qué tiempo vivimos? Mirando a nuestros científicos, en el siglo XXI, por las grandes hazañas que han realizado, como el equipo liderado por la Dra. Esther Sabino, de la USP (Universidad de São Paulo), que secuenció el Sars-CoV-2 en 48 horas, ante muchos países más desarrollados y ricos. ¿Y por qué logramos tal hazaña entre tantas otras? Porque nuestros gobernantes, a través de los recursos de los impuestos que pagamos todos, están obligados por ley a promover el desarrollo del país, fomentando las universidades e instituciones de investigación y sus científicos, generando riqueza en patentes, reputación tecnológica y mercados competitivos. Y lo más importante, brindar orientación e información para la evolución de la política, la economía, la educación, la salud, el medio ambiente y la cultura, visando la seguridad, el bienestar y la preservación de la vida de nuestros ciudadanos, indicadores de la prosperidad de una nación. Sin investigación, la nación vive estancada, nada avanza y hay posibilidades de decadencia.

La ciencia es la que más sabe lo que no sabe. Por lo tanto, es el más confiable y, por lo tanto, es la base para las recomendaciones.

¿Y cuál es el gran problema para los científicos brasileños? Con cada nuevo gobierno, hay gobernantes con una orientación más pro-ciencia y los que son anti-ciencia, como el gobierno actual, lo que lleva al desmantelamiento de la investigación, provocando el despilfarro de los fondos públicos, el atraso científico y el empobrecimiento general de la nación. Es como hacer un pastel sin ingredientes: o será más pequeño o insípido, o menos nutritivo o imposible de hacer. Y así estamos: tenemos excelentes científicos, laboratorios y equipos, pero los recursos económicos previstos para salarios dignos y para el ejercicio del método científico están siendo desviados por maniobras fiscales y políticas. Y como tantas otras incoherencias de la gestión pública en una sociedad cansada, somos pasivos, desorientados.

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¿Y qué significa esto para el país? Involución en el desarrollo de nuevas tecnologías y pérdida de capital humano competitivo frente a otras naciones. Todo esto impacta directamente a nuestra población, manteniéndola en carencias y carencias, sin acceso a nuevas tecnologías que puedan apoyar el progreso de nuestras vidas, y que nos brinden más oportunidades de sobrevivir, educarnos y prosperar hacia un futuro más saludable. ya una nación más fuerte y pacífica, con menos hambre, miedo e intolerancia. Somos más pobres, más débiles y peores, más pendencieros ahora mismo. Estamos más hambrientos de apoyo, alimentos, seguridad y esperanza.

¿Y qué podemos hacer? Primero, necesitamos urgentemente reconciliarnos con nosotros mismos, recuperando nuestra autoestima y nuestras relaciones afectivas y respetuosas. Y revisar nuestras elecciones. Saber elegir y tomar decisiones es algo que se expresa en nuestra vida desde la forma en que nos cuidamos, lo que comemos, lo que bebemos, lo que consumimos, de lo que hablamos, con quien dialogamos, intercambiamos conocimientos, establecemos afectivo, comercial, cultural, religioso. Saber elegir determina el futuro que queremos y, votando, tenemos la oportunidad de seleccionar al político que se identifique con nuestros valores, proyecto de vida y el bien común. Cuando elegimos a alguien, lo autorizamos para que nos represente, tanto para proponer leyes, en el Poder Legislativo, como para ejecutarlas, en el Ejecutivo, para administrar recursos públicos que estén alineados con nuestros valores y ética. Una mala e ignorante decisión perjudicará a muchos. Naciones y civilizaciones perecieron por esta razón. No hay atajos en el camino hacia la buena gobernanza y la práctica de cumplimiento en la ciencia, la gestión pública y la vida humana, así como no existe un remedio único para una enfermedad en general.

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Las elecciones son algo que hacemos en el pasado y se nos revelan en el futuro. Y el método científico nos enseña a hacer preguntas para elegir desde la experiencia y el conocimiento. Es necesario que sepamos elegir gobernantes y legisladores que se comprometan a apoyar la ciencia y la tecnología en este país y no sus ideologías que solo enriquecen su núcleo. Reconocer a tales políticos es un deber y un compromiso de la cons(Ciencia) que todos debemos tener. Es necesario reflexionar sobre qué conciencia tenemos ahora en el presente y qué responsabilidad asumimos a la hora de elegir a nuestros gobernantes. Enumere y critique qué valores y virtudes queremos de un presidente, senador y diputado. Ya existen aplicaciones que nos ayudan a identificar a los políticos y su plataforma política. Cuál es tu biografía, qué has hecho, con quién andas, cuáles son tus hábitos, tu educación, tus intereses, tu pasado, tu riqueza, tus conocimientos y si has tenido experiencia política, si has promovido socialmente, desarrollo económico y el crecimiento de nuestro país. Estas personas deben ser elegidas por los mismos principios y valores que aquellas a las que invitamos a nuestra casa y nos sentamos juntas, por eso necesitamos confiar y querernos bien. ¿Te sentarías con quien votó la última vez?

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