Lo que ya sabe la ciencia sobre los sueños y su importancia

Publicada en 1900, «La interpretación de los sueños», de Sigmund Freud, supuso un hito en los estudios de los sueños. En él, el psiquiatra austriaco evaluó más de 200 sueños, incluidos algunos propios.

A diferencia de lo que mucha gente defendía en su momento, Freud sostenía que los sueños eran representaciones de deseos individuales y debían interpretarse en base a la experiencia del soñante.

El neurólogo dividió el contenido del sueño en dos partes:

Contenido manifiesto: Es el sueño mismo, lo que dices que soñaste.

Contenido latente: Estos son los deseos escondidos en el llamado inconsciente, donde están tus pensamientos más secretos. Un contenido impreciso, que, cuando se manifiesta, toma forma y puede ser interpretado.

Según el libro, los sueños suelen ser confusos porque hay un cuerpo censurador en la mente que disfraza los deseos para que no aparezcan en su forma literal.

Aunque innovadora, «La interpretación de los sueños» de Freud fue criticada.

Uno de ellos se refiere a la vinculación exclusiva de los sueños con los deseos. El propio Freud incluso publicó, décadas después, en «Más allá del principio del placer», que los sueños (especialmente los repetitivos) podían representar traumas, y no sólo deseos reprimidos.

El psiquiatra suizo Carl Gustav Jung rompió con la línea del médico austriaco al proponer nuevas ideas para la interpretación de la psique, como la creencia en el llamado inconsciente colectivo. Lleno de símbolos universales, precedería al inconsciente individual y podría expresarse en sueños.

Hoy, los científicos que investigan el tema sugieren que también pueden reflejar soluciones a problemas intelectuales y emocionales, de aprendizaje, de adaptación, de neutralización del estrés y de otras funciones, explica el profesor de psiquiatría Elie Cheniaux, de la Uerj (Universidad Estadual de Río de Janeiro).

Pero estas nuevas hipótesis sólo fueron posibles con el auge de la neurociencia.