La similitud en la caligrafía es tan pronunciada que incluso los investigadores más recientes no la notaron. Sin embargo, un equipo de la Universidad de Groningen no tiene dudas: los pergaminos no fueron escritos por una sola persona.
Un estudio basado en inteligencia artificial concluyó que los Rollos del Mar Muerto, que incluyen, entre otros textos, la versión más antigua conocida de la Biblia, fueron hechos por varios escribas.
La investigación, publicada por la revista científica en línea Más uno y firmado por investigadores de la Universidad de Groningen (Holanda), trataba del Gran Libro de Isaías, revelando que el manuscrito fue escrito por dos manos diferentes, aunque con estilos muy similares.
Cabe señalar que los rollos, de más de dos mil años, siguen despertando una gran curiosidad y fascinación aún hoy, siete décadas después de su descubrimiento (gran parte de ellos en las cuevas de Qumrán, cerca del Mar Muerto).
Entre los expertos involucrados en el estudio se encuentra Lambert Schomaker, profesor de informática e inteligencia artificial que ha trabajado durante mucho tiempo con técnicas que permiten a las computadoras analizar la escritura a mano y comprender cómo sostener un bolígrafo o un lápiz óptico afecta la escritura.
Entonces, como explicó el equipo BBC, el primer paso fue crear un algoritmo para separar el texto (tinta) de su fondo (cuero o papiro) y desarrollar una red neuronal artificial para mantener intactas las huellas de tinta originales hechas por el escriba hace más de dos mil años.
“Los trazos de tinta están directamente relacionados con el movimiento de los músculos de una persona y son específicos de esa persona”, aclaró, asegurándose de que no hay duda de que hay más. ‘Un escriba involucrado.
Sin embargo, agregaron los investigadores, la similitud de la escritura a mano es tan grande que es más probable que los escribas hayan estudiado, por ejemplo, en la misma escuela o pertenezcan a la misma familia.
Entre los detalles del estudio se encuentra el análisis específico de las letras aleph («a») -que aparecen más de cinco mil veces en el pergamino- en la primera y última 27 columnas, donde se identificaron diferencias.
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