Los sindicatos de la policía de la ciudad criticaron al Departamento de Policía por retirarse de un enfrentamiento de horas en la casa de un organizador de Black Lives Matter acusado de agredir a un policía.
Docenas de oficiales de policía de Nueva York, algunos con equipo táctico, irrumpieron en la casa de Hell’s Kitchen de Derrick Ingram, el viernes por la mañana alrededor de las 7 a.m., solo para retirarse seis horas después por orden del comisionado de policía Dermot Shea, cuando los manifestantes llegaron para gritar a la policía.
«Será mejor que los altos mandos de la policía de Nueva York empiecen a hablar: ¿Quién realmente dio la orden de retirarse?» preguntó el presidente de la PBA, Pat Lynch, en un comunicado. «¿Quién puso a los agentes de policía en la peligrosa posición de dar marcha atrás ante una turba enfurecida?»
Los agentes llegaron al lugar para intentar arrestar a Ingram por presuntamente agredir a una mujer policía cuando utilizó un megáfono para gritarle al oído en una protesta, causando daños auditivos, según la policía.
Ingram, de 28 años, se negó a abrir su puerta, lo que creó un punto muerto porque la policía no tenía una orden para ingresar a su casa, dijeron las fuentes.
La Asociación de Dotación de Detectives se unió para reprender la decisión del departamento, exigiendo una explicación.
“Al dejar de arrestar a un hombre que era buscado por agredir previamente a un policía y ceder ante una turba enfurecida, las vidas de los detectives y sus compañeros policías estaban en peligro y se desperdiciaba su valioso tiempo”, dijo Paul DiGiacomo, presidente de la asociación.
Ingram es cofundador de Warriors in the Garden, un grupo liderado por jóvenes formado a raíz del asesinato de George Floyd por la policía de Minneapolis, que organiza protestas centradas en manifestaciones pacíficas en la ciudad.
El grupo emitió un comunicado acusando a la policía de utilizar «amenazas y tácticas de intimidación» para inquietar a Ingram, que «no tiene antecedentes penales», dijeron.
«Este fue un intento de silenciar nuestro movimiento», continuó el grupo. «Esta respuesta policial militarizada pone en peligro la seguridad de los residentes en Hell’s Kitchen y en toda Nueva York».
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