HHoras después de que estalló el incendio, uno de los más mortíferos en una prisión de inmigración mexicana, filas de cuerpos yacían afuera de las instalaciones de Ciudad Juárez, al otro lado de la frontera estadounidense desde El Paso, Texas, un punto de cruce para migrantes.
Producto del incidente, de los 68 migrantes que allí se encontraban, 40 fallecieron y 29 resultaron heridos y en estado de salud «delicado-grave», según el Instituto Nacional de Migración.
Al momento del incendio, 68 hombres centro y sudamericanos estaban retenidos en las instalaciones, muertos y heridos de Guatemala, Honduras, El Salvador, Venezuela, Colombia y Ecuador, según un comunicado de la Fiscalía General de México.
El canciller guatemalteco, Mario Búcaro, dijo que 28 de los muertos eran ciudadanos guatemaltecos.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, dijo que el incendio fue iniciado por inmigrantes en protesta después de enterarse de que iban a ser deportados.
“Nunca imaginaron que esto iba a causar esta terrible desgracia”, dijo López Obrador.
Las muertes han obligado al gobierno a alquilar congeladores para almacenar los cuerpos, según el fiscal estatal de Chihuahua, César Jáuregui.
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