El ejercicio «Cold Response 2022» -que ya estaba previsto antes de que Rusia invadiera Ucrania a finales de febrero- tiene como principal objetivo garantizar la capacidad de Noruega para recibir contingentes de otros países en caso de agresión por parte de un tercer país, en el ámbito del artículo 5 de la Carta de la OTAN, que obliga a los estados miembros a ayudar a otros miembros de la misma organización.
“Es un ejercicio defensivo (…). No es una operación militar con fines ofensivos”, declaró el general noruego Yngve Odlo, a cargo de las operaciones, citado por France-Presse (AFP).
Estas maniobras militares -terrestres, marítimas, anfibias y aéreas- se realizan cada dos años sobre amplias zonas del territorio de Noruega, país que tiene a Rusia como uno de sus vecinos.
El ejercicio involucra a 200 aviones y alrededor de 50 barcos y durará hasta el 1 de abril.
Este año, Moscú se negó a enviar observadores.
“El fortalecimiento de las capacidades militares de la OTAN cerca de las fronteras con Rusia no contribuye a reforzar la seguridad de la región”, comentó la semana pasada la embajada rusa en Oslo, la capital noruega.
Ante esta posición, el director de operaciones de la OTAN en este ejercicio dijo que esperaba que el Kremlin respetara los acuerdos existentes.
Como en ediciones anteriores, “Cold Response 2022” acoge la presencia de Suecia y Finlandia, que no pertenecen a la OTAN, pero se han acercado a la organización en los últimos años. La invasión de Ucrania ha reavivado el debate sobre la posible adhesión.
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