A través de recuerdos directos o heredados, los españoles mantienen la imagen del Teniente Coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero con un rifle en la mano atacando el Congreso de los Diputados, en la fría tarde del 23 de febrero de 1981.
El golpe de estado fue promovido por soldados ultramontaneses decididos a frustrar el rumbo democrático seguido por España tras la larga dictadura de Franco (1939-1975).
El Congreso celebró este martes un acto con el rey Felipe VI, cuyo padre Juan Carlos I, quien abdicó en 2014, jugó un papel decisivo para frenar el intento de golpe.
El triunfo del curso democrático marcó el comienzo de una nueva era en la que las fuerzas armadas abandonaron definitivamente el intervencionismo y se abrieron a nuevas funciones, como las misiones internacionales de paz y protección civil.
«Pasamos de un concepto de instituciones enalteciendo el poder a un concepto de instituciones que estaban ahí para brindar un servicio público, el de seguridad y defensa», dijo a la AFP el almirante Manuel Garat Caram, miembro del ejército desde 1975, año de su muerte del dictador Francisco Franco.
Pero, ¿cómo modernizar un ejército acostumbrado a servir una dictadura y disfrutar de privilegios políticos?
– Entrada a la OTAN –
Primero, los líderes de la época optaron por promover perfiles más cercanos a los nuevos principios democráticos.
«Se ha hecho lo posible. No fue una ruptura», porque para eso habría que eliminar al «90% de los jefes militares», recuerda Abel Hernández, periodista y columnista reconocido por la transición.
El gran vector de la modernización, en términos de cultura operativa y militar, fue la entrada en la OTAN en 1982, de un ejército que desde entonces ha participado en múltiples misiones de paz al amparo de la Alianza Atlántica, ONU y UE.
Otros factores fueron la profesionalidad total – con el servicio militar obligatorio en la década de 1990 – y el nombramiento en 2008 de una Primera Ministra de Defensa, la socialista Carme Chacn, veinte años después de la entrada de las mujeres en las fuerzas armadas.
Una ministra que «produjo una feminización importante en todas las filas del ejército», subraya el analista Diego Crescente, a pesar de que la evolución ha sido menor estos últimos 15 años y que hoy representan solo el 12,8% de la fuerza laboral total, según a las estadísticas oficiales.
Esta larga transformación comenzó bajo una fuerte presión de la organización armada separatista vasca ETA, que en los años de transición a la democracia asesinó a decenas de militares.
Junto a su presencia internacional, el ejército español ha ganado visibilidad en su propio territorio, también gracias a las misiones de emergencia.
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