La beluga fue detectada el 2 de agosto en el río que cruza la capital francesa y llega al Canal de la Mancha. Desde el viernes, el animal ha estado entre dos esclusas a unos 70 km al norte de París. Dejarla en esas aguas cálidas y tranquilas ya no es una opción.
«Debe ser trasladado en las próximas 24 a 48 horas, estas condiciones no son buenas», dijo a la AFP Lamya Essemlali, directora de la ONG Sea Shepherd en Francia. Los expertos tienen «pocas esperanzas» para el mamífero, que tiene un peso notablemente bajo, dijo.
«Todos dudamos de su capacidad para regresar al mar», agregó. «Incluso si lo tomamos con un bote, sería extremadamente peligroso, si no imposible», dijo. Essemlali agregó que la opción de la eutanasia ha sido descartada por el momento.
El cetáceo todavía tiene «energía (…) gira la cabeza, reacciona a los estímulos», dijo. Los equipos de rescate han tratado de alimentarla, pero hasta ahora sin éxito. Otra opción a considerar sería sacar al animal del agua, darle vitaminas, examinarlo y enviarlo al mar.
La beluga es una especie protegida de cetáceo que normalmente vive en aguas frías del Ártico.
Según el observatorio Pelagis, especialista en mamíferos marinos, este es el segundo registro en Francia después de que un pescador del estuario del Loira capturara un ejemplar con sus redes en 1948.
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