Uno de los principales bancos internacionales desaparecerá como entidad independiente. Credit Suisse será incluso adquirida por UBS, en una operación que reúne a los dos mayores bancos de Suiza. Es una decisión con implicaciones políticas que intenta poner fin a la agitación causada por los problemas que rodean a Credit Suisse.
La compra asciende a 3.000 millones de euros, al tipo de cambio actual, pero la solución que exigen los cambios legislativos pasa por el dinero de los contribuyentes suizos, concediendo el supervisor bancario préstamos si es necesario para compensar la retirada de fondos y de depósitos.
El gobierno también ha creado un sistema de protección para ciertos activos problemáticos de Credit Suisse, que UBS podrá utilizar, una garantía que recuerda a la protección otorgada a Novo Banco durante la venta a Lone Star.
Y, como sucedió en Novo Banco, también hay inversores privados, que han invertido en deuda de Credit Suisse, que se enfrentan a pérdidas.
Este es un resumen del asunto que se ha anticipado en los últimos días, que siguió al colapso de los bancos -de una dimensión mucho más limitada- en Estados Unidos. Un desenlace tras años en los que el banco de Zúrich se vio sumido en escándalos
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