¿Fiordos en el desierto? Con un paisaje surrealista, Omán quiere ser famoso como Dubai

¿Fiordos en el desierto?  Con un paisaje surrealista, Omán quiere ser famoso como Dubai

Al final del estrecho, llamado península de Musandam, los portugueses, en el apogeo de su dominio en Oriente Medio, construyeron un fuerte en la ciudad de Khasab a principios del siglo XVII. Doscientos años después, fueron los ingleses quienes representaron al imperialismo europeo en la región. Un arroyo todavía hoy lleva el nombre de un gobernante de la India británica. Hay un islote llamado Telegraph, porque era un punto importante de la línea telegráfica que unía Londres y Calcuta.

Castillo de Khasab en Musandam, Omán Imagen: Jacquesvandinteren/Getty Images/iStockphoto

En el siglo XX, los británicos ayudaron a Omán, una de sus antiguas colonias en Oriente Medio, independiente desde 1960, a tomar el control de la península. Hoy en día, Musandam es un enclave del Sultanato de Omán, rodeado por el mar del Estrecho de Ormuz y conectado por tierra con el vecino mucho más popular de Omán, los Emiratos Árabes Unidos (como siempre, al final del texto hay hay un mapa de la región para una mejor visualización).

¿Qué lugar es?

El kumzari es un idioma local hablado por sólo 5.000 personas. Es el idioma del pueblo de Kumzar, al que sólo se puede acceder en barco. También es la única lengua persa en Arabia, por lo que tiene mucha influencia del árabe, por supuesto, pero también del portugués y el hindi. Esto en sí mismo refleja los muchos siglos de intercambio cultural en el estrecho. Además de eso, también muestra que este lugar, aunque remoto, aparentemente inhóspito y desierto, no está tan aislado.

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Playa de arena blanca de Mirellas en el Golfo Arábigo
Playa de arena blanca de Mirellas en el Golfo Arábigo Imagen: Getty Images

Dubái, por ejemplo, está justo allí, a dos horas en coche. Es un contraste monumental: torres de acero y cristal dan paso a paredes rocosas que abrazan un mar de aguas cálidas y cristalinas. Es un poco como los fiordos, lo que le valió el sobrenombre de «Noruega árabe».

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