El asteroide Kamo’oalewa (2016 HO3) fue descubierto en 2016 y ha sido clasificado como un cuasi satélite, una subcategoría de asteroides cercanos a la Tierra que orbitan alrededor del Sol. Ahora, un nuevo estudio realizado por astrónomos estadounidenses revela que el asteroide en realidad podría ser un fragmento de la luna.
Según los hallazgos del equipo de astrónomos que llevaron a cabo la investigación, publicados en un artículo en la revista científica Communications Earth & Environment, el patrón de luz reflejada del asteroide coincide con el de las rocas lunares de las misiones espaciales Apolo, realizadas entre 1969 y 1972, lo que sugiere que el cuerpo rocoso se origina en la Luna.
La órbita del asteroide, similar a la de la Tierra pero con una inclinación menor, podría ser otro indicio de su origen lunar, según un comunicado de la Universidad Americana de Arizona, que lideró la investigación.
La luz de Kamo’oalewa es aproximadamente cuatro millones de veces más débil que la estrella más tenue que el ojo humano puede ver en el cielo, por lo que solo se puede observar con éxito con telescopios potentes como el Gran Telescopio. Binocular, Arizona, que tiene dos espejos de 8,4 metros en diámetro.
Debido a su órbita, que permanecerá como está durante otros 300 años, estiman los astrónomos, el asteroide solo podrá observarse desde la Tierra en abril, durante unas pocas semanas. También en 2016, los expertos de la NASA determinaron que el asteroide seguiría a la Tierra durante los próximos siglos debido a la fuerza de gravedad ejercida por nuestro planeta.
El asteroide fue avistado por primera vez a través del telescopio Pan-STARRS 1 que la NASA instaló en Haleakala, Hawaii. Según la agencia estadounidense, el planeta Tierra no está en riesgo debido a la presencia de 2016 HO3.
Kamo’oalewa llega como máximo 100 veces más lejos que la distancia de la Luna a la Tierra, pero la gravedad la obliga a permanecer en esa marca. Por otro lado, la proximidad a nuestro planeta nunca es menos de 38 veces la distancia de aquí a la Luna. «Es como un ‘baile’ alrededor de la Tierra», dice la NASA.
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