Cruzar el Océano Atlántico hasta el Pacífico en barco requería un desvío por el Estrecho de Magallanes o incluso más allá por el Pasaje de Drake, por la ruta del Cabo de Hornos. Pero hace 99 años, el 19 de agosto de 1914, se inauguró un paso (artificial) por Panamá. Distancias más cortas y ahorro de tiempo. Hoy en día, alrededor del 3,5% del comercio mundial pasa por el Canal de Panamá, o alrededor de 500 millones de toneladas de mercancías al año. Pero el Estrecho de Magallanes y el Pasaje de Drake podrían volver a ver pasar barcos con mayor frecuencia. Hay mal tiempo en el Canal de la Mancha. Pero en este caso, el clima seco está bajando los niveles de agua.
La Autoridad del Canal de Panamá, entidad que administra la infraestructura, impuso restricciones de tráfico a principios de este año para ahorrar agua. Para que un barco pase de un océano a otro, a través del sistema de esclusas que lo suben o bajan para salvar los desniveles existentes, se necesitan millones de litros de agua.
Cada vez que pasa un barco se vierten al océano entre 200 y 380 millones de litros de agua dulce, dependiendo del tamaño del barco, lo que sería suficiente para llenar más de 80 piscinas olímpicas. Pero el agua dulce, que constituye la circulación sanguínea del canal, es cada vez más escasa. Todo el sistema depende del lago artificial Gatún, una presa de más de 430 kilómetros cuadrados, a 26 metros sobre el nivel del agua, con capacidad para retener 5,2 kilómetros de metros cúbicos de agua.
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