El tiempo pasa, el tiempo vuela. En julio se cumplen 30 años del cierre de la discoteca Olympia, que funcionaba en el sótano del Edifcio JK, en Barro Preto, y desplazó la vida nocturna de Belo Horizonte. Actualmente, el espacio lo ocupa la Iglesia Universal del Reino de Dios.
Eduardo Coelho, el DJ Chambinho de 47 años, comenzó su carrera en la discoteca, tocando en la sala VIP, con capacidad para unas 200 personas. Había dos entradas: una privada y otra que pasaba por la discoteca.
La luz era parte del espectáculo. La iluminación del escenario, la pista de baile, la fachada y el espacio interior consumieron 400.000 vatios, lo que equivale a 36.000 kWh por mes, o 300 viviendas, teniendo en cuenta el consumo medio en Minas.
Durante la velada inaugural, conducida por DJ Papel, habitante de la casa, los invitados no se fueron para menos, según revela el reportaje de estado de las minas: consumió 30 cajas de whisky Passport, 25 cajas de Sémillon blanc, 1.500 cócteles, 1.500 litros de cerveza tirada y 600 litros de refrescos. Y como persona de hierro, devoraron 25.000 bocadillos.
“Mezclamos el tema de ‘2001 – Una odisea del espacio’ (“Así habló Zaratustra”) con el de Tchaikovsky”, recuerda. Con el final de Olimpia, Chambinho jugó en el Hipódromo de Chamonix. Fábrica de Macarro, Tom Marrom y L’Apoge, y dirigía el programa «Gs total», en Rdio Extra, hasta que empezó a dedicarse únicamente a los eventos.
Optimista, declaró, en una entrevista, que no le tenía miedo al conservadurismo de Minas Gerais. Pensó que BH tenía muchos jóvenes, lo que garantizaría la asistencia a la casa. Revelando que tiene planes de expandir la actividad a otras capitales, anunció: “Queremos tomar Brasil”.
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