Fósil brasileño es «eslabón perdido» en rasgo evolutivo de dinosaurios | Ciencia

Fósil brasileño es «eslabón perdido» en rasgo evolutivo de dinosaurios |  Ciencia

Se acaba de encontrar el eslabón perdido entre los dinosaurios más antiguos, cuyo tamaño variaba desde unos pocos centímetros hasta un máximo de 3 metros de longitud, y los gigantes más recientes, que podían llegar a medir más de dos autobuses y se popularizaron en el imaginario popular.

O macrocolum itaquiienterrado hace 225 millones de años en lo que hoy es el municipio de Agudo, en Rio Grande do Sul, es el dinosaurio más antiguo estudiado hasta la fecha que posee estructuras conocidas como sacos de aire.

Estos espacios huecos en los huesos, aún presentes en las aves modernas, ayudaron a los dinosaurios tanto a obtener más oxígeno, enfriar mejor el cuerpo y soportar las duras condiciones de su época, como a convertirse en gigantes, como el tirano-saurio Rex y el braquiosauriopor ejemplo.

El descubrimiento fue publicado en la revista Registro Anatómico, en un artículo cuyos principales autores son investigadores de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp) apoyados por la FAPESP. “Los sacos de aire hicieron que los huesos fueran menos densos, lo que permitió que los dinosaurios superaran los 30 metros de largo”, explica Tito Aureliano, primer autor del estudio realizado durante su doctorado en el Instituto de Geociencias (IG) de la Unicamp.

«Oh macrocollum, a su vez, fue el más grande de su tiempo, con unos 3 metros de longitud, y unos millones de años antes los dinosaurios más grandes medían alrededor de 1 metro. Los sacos de aire ciertamente facilitaron este aumento de tamaño”, agrega. La obra integra el proyecto”Paisajes tafonómicos”, financiado por la FAPESP y coordinado por Fresia Ricardi Branco, docente del IG-Unicamp, quien también es autora del artículo.

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“Este fue uno de los primeros dinosaurios en caminar sobre la Tierra, en el período Triásico. Esta adaptación les permitió crecer y soportar el clima tanto de ese período como de los que vinieron después, el Jurásico y el Cretácico. Los sacos de aire fueron una ventaja evolutiva sobre otros grupos, como los mamíferos, lo que permitió que los dinosaurios se diversificaran más rápidamente”, dice el investigador.

En un estudio anterior, el grupo había demostrado que los fósiles más antiguos jamás encontrados carecían de evidencia de sacos de aire, lo que sugiere que esta característica evolucionó al menos tres veces de forma independiente. el bípedo macrocollum es un sauropodomorfo, ancestro de los dinosaurios gigantes cuadrúpedos y de cuello largo.

evolución no lineal

Hasta el descubrimiento de bolsas de aire en el macrocollum, se sabía que estos espacios vacíos dentro de las vértebras tenían dos formas posibles. Las cámaras son grandes espacios en el interior de los huesos, bastante evidentes al observarlos mediante microtomografía, tecnología empleada en el estudio que permite conocer el interior de los fósiles sin dañarlos.

Los camellos, por su parte, son mucho más pequeños, sin embargo, mucho más ramificados, generando, en la práctica, el mismo efecto que las cámaras. Lo que los investigadores observaron en el macrocollum era una estructura intermedia, ni demasiado grande ni demasiado pequeña, aunque ramificada. Propusieron el nombre de protocámaras a esta nueva forma de arquitectura ósea formada por sacos de aire.

“La hipótesis más aceptada hasta entonces era que los sacos de aire comenzaron como cámaras y evolucionaron hasta convertirse en camellos. Lo que estamos proponiendo, a partir de lo que vimos en este ejemplar, es que, en primer lugar, estaba esa otra forma”, dice Aureliano.

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Las vértebras donde se encontraron los sacos de aire también cambian lo que se sabía hasta ahora sobre la evolución de estas estructuras. Con base en los fósiles examinados hasta ahora, otros grupos de investigación habían propuesto que los espacios huecos aparecieron en la región cervical solo mucho después del período en el que vivió el ser humano. macrocollum, ya a principios del Jurásico (hace 190 millones de años). Según esta hipótesis, los sacos de aire se habrían producido inicialmente solo en la región abdominal.

sin embargo, el macrocollum sorprendió a los científicos precisamente porque había evidencia clara de sacos de aire en las regiones cervical y dorsal, sin signos de estructuras en la región abdominal. “Es como si la evolución hubiera hecho diferentes experimentos hasta llegar al sistema definitivo, en el que los alvéolos iban desde la región cervical hasta la cola. No fue un proceso lineal”, concluye Aureliano.

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