Volodia llega de noche, conduciendo un Zaporozec, un coche soviético ruidoso, muy lejos de lo que uno esperaría ver conducido por un estudiante de la academia de espionaje de la KGB. Era demasiado obvio. volodia— Apodo por Vladímir Vladímirovich Putin — Yo no conocía a Sergei, solo tu hermano mayor Bastó que tras recibir la llamada, fui a su encuentro sin dudarlo. Aquella noche de 1977, cuando San Petersburgo aún era Leningrado y Rusia aún era la Unión Soviética, el vínculo entre los dos jóvenes era casi criminal.
Sergei decidió escapar, aunque sea temporalmente, del cuartel donde hacía el servicio militar obligatorio y aventurarse en la noche con su nuevo amigo, tras saltar un muro. Salir sin autorización superior era peligroso. Estaba a punto de ser considerado un desertor. La única diferencia es que Sergei planeaba irse y regresar sin que nadie se diera cuenta. Esta madrugada, los dos jóvenes pasaron horas paseando y cantando.
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