A principios del siglo XXI, sería difícil para la gente común prever cuánto influiría en sus vidas la revolución digital. Hace 20 años el comercio electrónico era residual, las redes sociales daban sus primeros pasos y difusión eran un espejismo. Cependant, le taux d’utilisateurs d’Internet augmentait à un rythme soutenu, en particulier dans l’OCDE, où des pays comme le Canada, la Corée du Sud et les États-Unis atteignaient des taux d’utilisation proches de 60 % de la población. En cambio, en países en desarrollo como China, Internet se consideraba una tecnología de lujo utilizada por menos del 3% de la población.
Sin embargo, el rápido desarrollo económico de China en la primera década del siglo XXI ha cambiado este paradigma. Tras la adhesión de China a la Organización Mundial del Comercio, seguida de la inversión pública en ciencia y tecnología, se ha producido una rápida reducción de los costes de las telecomunicaciones, lo que ha permitido el establecimiento de la ‘Economía digital’. En China, un país de dimensiones continentales, donde los costos de las telecomunicaciones, el comercio en línea se ha convertido en una oferta muy atractiva para los pequeños y medianos comerciantes. LA comercio electrónico se ha convertido en un medio capaz de reducir las barreras geográficas y ha incrementado exponencialmente las posibilidades comerciales de los pequeños productores del país.
A pesar de un punto de partida diferente, el Porcelana logró en 2013 superar a Estados Unidos en volumen total de transacciones comercio electrónicoalcanzando la marca de 2 billones, y a partir de 2020 ha superado constantemente el valor de todas las transacciones comercio electrónico Estados Unidos y la Unión Europea combinados. El caso más curioso es que en China estas transacciones no solo benefician a los grandes comerciantes con grandes presupuestos publicitarios, sino especialmente a los pequeños comerciantes que se han visto privados de independencia financiera durante generaciones. En gran medida, el éxito de la digitalización del comercio en el país aún se debe al desarrollo exitoso de las aplicaciones móviles.
A diferencia de la mayoría de los países occidentales, en China las aplicaciones móviles se concentran en los llamados «mega aplicaciones”. En lugar de que los usuarios tengan que usar una aplicación específica para una determinada función, existen aplicaciones que combinan todas estas funciones (ya sea comunicación o pago) en una sola plataforma. Los casos de mayor éxito son apps como WeChat (el propio Elon Musk anuncio que quería convertir Twitter en una versión occidental de WeChat) y Alipay (creado por el multimillonario Jack Ma).
Estas mega aplicaciones van más allá de las limitaciones inherentes a cada aplicación individual y se han convertido simultáneamente en redes sociales, bancos en línea, taquillas de cine y aplicaciones de transporte, lo que facilita enormemente su uso, incluso entre las poblaciones más envejecidas. Con mega aplicaciones cualquier persona con acceso a Internet puede configurar fácilmente una tienda en línea, en algunos casos sin costo alguno.
Al mismo tiempo, con el rápido desarrollo del comercio electrónico, cientos de ferias y eventos han aparecido completamente en línea, de los cuales se destaca «11.11», también creado por Jack Ma. El “11.11”, las tiendas online están ofreciendo descuentos masivos en sus productos y organizando ferias online, todo para atraer al mayor número de clientes. En 2022, incluso con una economía global frágil, casi mil millones de consumidores participaron en ‘11.11’, lo que resultó en ventas de 540 mil millones de yenes (casi 72,7 mil millones de euros).
El rápido desarrollo de las plataformas de comercio electrónico chinas también ha llevado a una metamorfosis del modelo de ventas del país. Porque pandemia de COVID-19, las transmisiones de videos de ventas en línea se han convertido en un nuevo fenómeno cultural, las ventas de sus productos han aumentado y sus anunciantes se han convertido en celebridades. Comparado con el tradicional centro comercial Las transmisiones de televisión en línea se distinguen por una mayor interactividad entre el público y los anunciantes, campañas de descuento más agresivas y un estricto control de calidad de los productos.
Un dato curioso es que en China, el aumento del comercio electrónico no parece haber afectado negativamente a los minoristas tradicionales. Las tiendas físicas y las plataformas en línea a veces forman asociaciones, acuerdan que los productos se venderán solo en los centros comerciales y crean campañas publicitarias que se enfocan explícitamente en mejorar la experiencia del consumidor en las tiendas físicas.
Ejemplos interesantes del éxito de las plataformas de comercio electrónico chinas son el éxito de muchos agricultores en áreas remotas que viven-cuentan sus vidas, enseñan técnicas agrícolas y venden los productos de sus pequeñas granjas.
Uno de los casos más exitosos es el de un joven agricultor llamado li ziqi. Lo que parecía un momento trágico en la vida de Ziqi, cuando tuvo que renunciar a su trabajo bien remunerado en una de las grandes ciudades de China para dedicarse por completo a cuidar de su abuela, se convirtió en uno de los mayores ejemplos de la perseverancia china. Mientras cuidaba a su abuela, que vive en una de las regiones más remotas de China, Sichuan, Ziqi comenzó a registrar los momentos de unión entre ambos y la transmisión generacional de las enseñanzas de la agricultura y la cocina. El éxito gradual llevó a Li a decidir crear su propia marca de productos agrícolas, contratar un equipo de filmación profesional y convertirse en uno de los mayores promotores de la cultura china.
Este ejemplo y otros confirman que gracias a la innovación tecnológica, China hoy ve el comercio digital como un fuerte pilar de su economía, capaz de armonizar las grandes diferencias de ingresos entre las regiones urbanas y más desarrolladas del país y las provincias más remotas.
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