El miércoles (2), la corte española ordenó a la familia del fallecido dictador Francisco Franco la devolución del Pazo de Meirás, un palacio ubicado en Sada, en la región de La Coruña, en Galicia, y que sirvió como residencia de verano para su familia. , declarándolo propiedad del estado.
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La sentencia, sujeta a apelación, concluye que la propiedad fue un regalo hecho al Jefe de Estado español como tal, y no a Franco a título personal.
La jueza Marta Canales dictaminó que la venta de la propiedad, registrada el 24 de mayo de 1941, al entonces dictador, fue una «simulación», que «determina su nulidad».
Lucha con la familia Franco
El Pazo de Meirás fue nombrado Bien de Interés Cultural en 2008, distinción que requería que la familia lo mantuviera abierto al público al menos cuatro días al mes, pero las vacaciones de los padres de Franco dificultaban el horario de visita, lo que obligaba al gobierno regional de Galicia, donde se ubica el palacio, para abrir un procedimiento sancionador contra ellos en 2017.
La estrategia legal del Despacho de Abogados del Estado se centró en probar la impropiedad de la supuesta compra de la propiedad por parte de Francisco Franco. Los herederos, por su parte, afirman haber sido propietarios del inmueble «hasta el día de hoy», de «buena fe» y «con título de propiedad», sin haber realizado ninguna inversión en el presupuesto público.
Esta irregularidad estaría ligada a los documentos de compra de 1941, considerados auténticos por la familia. Sin embargo, el inmueble ya había sido vendido, en 1938, por los herederos de la escritora gallega Emilia Pardo Bazána a una organización franquista (la Junta Pro Pazo del Caudillo) que pretendía obtener el edificio como residencia de verano del dictador. El tribunal español entendió que, en la transacción que tuvo lugar tres años después, Franco no pagó nada por él.
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