La posibilidad de que el lector haya dormido menos horas en las últimas noches es grande. Eso es porque hoy es una noche de luna llena y, según un estudio publicado en la revista Science Advances, la gente tiende a acostarse más tarde y a dormir menos en la víspera de la luna llena.
Durante siglos se ha hablado de cómo los ciclos lunares afectan el estado de ánimo, las cosechas, la menstruación o incluso los accidentes naturales, pero el artículo titulado «Sueño deslumbrante: Sincronización del sueño humano con el ciclo lunar en condiciones de campo», publicado este jueves, explica que las oscilaciones de nuestros ciclos de sueño están vinculadas a variaciones del único satélite natural de la Tierra.
Este descubrimiento es el resultado del trabajo realizado por un equipo de investigadores de las universidades de Washington y Yale (en Estados Unidos) y Quilmes (en Argentina), liderado por el biólogo Horacio de la Iglesia. Según el investigador, el equipo pudo observar «una clara modulación lunar del sueño, especialmente en los días previos a la luna llena, siendo los logros más contundentes en las comunidades rurales, sin acceso a la electricidad».
En la base de la muestra para la encuesta, había cerca de 500 estudiantes universitarios en áreas urbanas, en Seattle, y alrededor de 100 personas de comunidades indígenas en el norte de Argentina, con diferentes niveles de acceso a la electricidad. El seguimiento de los hábitos de sueño se llevó a cabo durante dos meses.
Aunque encontraron que el efecto del ciclo lunar fue menor en las comunidades urbanas, ya afectadas por la luz artificial, los científicos concluyeron que el ritmo circadiano natural de las personas está sincronizado por las fases de la luna. En promedio, en las noches antes de la luna llena, las personas, ya sean rurales o urbanas, revelaron cambios de sueño que duraron entre 20 minutos y más de 90 minutos, y la hora de acostarse se retrasó de 30 a 80 minutos. Minutos los tres a cinco días del mes antes de la luna llena.
«Estos resultados sugieren fuertemente que el sueño humano está sincronizado con las fases lunares, independientemente del origen étnico y sociocultural y el nivel de urbanización», se lee en el artículo de la revista Science Advance. Para Horacio de la Iglesia, parece claro que «hay fuerzas de la naturaleza de las que no podemos escapar» incluso cuando «tendemos a creer que de alguna manera logramos controlar la naturaleza».
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