El secreto social del jefe del Kremlin, las aventuras extramatrimoniales y las chicas escondidas en la universidad con los apodos de sus abuelas.
Si cuida al máximo la figura pública de un hombre todopoderoso, el inquilino del Kremlin es mucho más meticuloso con su vida personal. En la modestia del papel, preserva todo lo que es privado y guarda en absoluto secreto o en la mayor confidencialidad posible todo lo que toca a la familia, incluidas las incursiones a las alcobas, reportadas por la prensa rosa. Así que aquí está el hombre que dirigió la Madre Rusia durante dos décadas: Vladimir Vladimirovich Putin, 69 años, divorciado, padre de dos hijas, abuelo que habla de nietos en plural, pero nunca contados, y mucho menos identificados en público.
De su esposa, Lyudmila, de quien se divorció en 2014, poco o nada se ha sabido desde entonces, aparte de que fue borrado de la biografía oficial de Putin. De las hijas de la pareja, María y Ekaterina, y sus nietos, muy pocos saben dónde está. Rumores de romances más o menos furtivos -con Wendi Deng Murdoch, exmujer de Rupert Murdoch, o con la campeona de gimnasia Alina Kabaeva, 31 años menor que ella, que dijo en 2019 que había dado a luz a mellizos, de paternidad de incógnito-, tampoco nada. más transpirado que eso.
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