Hace más de mil años, los mayas construyeron embalses en humedales que hoy pueden ayudarnos a gestionar el agua. La investigadora Lisa Lucero, de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign (EE.UU.), analizó los resultados de varias excavaciones arqueológicas, muestras de sedimentos y registros de jeroglíficos e iconografía mayas y concluyó que sus depósitos de agua eran bastante similares a los nuestros.
Ubicadas en los trópicos bajos de Centroamérica, las ciudades mayas dependían de depósitos de agua durante períodos de sequía e inestabilidad climática. En la imagen del inicio de este artículo vemos la antigua ciudad de Tika, Guatemala, con algunos de sus reservorios de agua. La imagen se obtuvo mediante tecnología de teledetección óptica LiDAR, un sistema láser que permitió descubrir un conjunto de ruinas, como los depósitos de agua del palacio y el templo.
Las primeras comunidades mayas aparecieron hace unos cuatro mil años y permanecieron hasta hace unos 1750 años, el llamado período Preclásico. Estas comunidades se distinguieron por la construcción de las primeras pirámides, la cerámica y las bóvedas de sus templos. El período Clásico comenzó alrededor del 250 d.C. y finalizó alrededor del 900 d.C., correspondiente a la época en que los mayas alcanzaron la máxima expansión de su territorio. Además de construir las primeras pirámides, los mayas eran conocidos por tener un sofisticado sistema de escritura así como un calendario creado a partir de observaciones de la Luna y el Sol.
Sin embargo, en el período Clásico los territorios y ciudades mayas comenzaron a ser abandonados debido a la escasez de suministros en relación con el número de habitantes. Los largos períodos de sequía también afectaron la supervivencia de esta civilización.
Ya sabemos, gracias a excavaciones arqueológicas anteriores, que descubrieron depósitos de agua mayas, que estas estructuras funcionaban bajo la acción de la gravedad, como explica una nota de prensa de la revista procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS), donde la investigadora acaba de publicar estudiar. Se cree que los primeros embalses se construyeron alrededor del año 400 a. C. y evolucionaron, alrededor del 700 d. C., hasta convertirse en sofisticados sistemas de gestión del agua, como presas, canales y sistemas de filtración.
Beber agua con nenúfares
Para mantener el agua potable y limpia, los mayas utilizaban plantas acuáticas, según la articulo cientifico. «Las plantas acuáticas eliminan el exceso de nutrientes del agua y proporcionan la base para la diversidad del zooplancton, lo que da como resultado un agua autolimpiante», dice el comunicado. “El polen de los nenúfares (Gran ninfeo), que sólo crece en agua limpia, se ha encontrado en núcleos de sedimentos de varios embalses mayas. Los nenúfares también son muy importantes en la iconografía maya y estaban asociados con la realeza”, agrega el comunicado.
Para Lisa Lucero, saber cómo los mayas mantenían limpia el agua proporciona pistas para mejorar los actuales sistemas de abastecimiento de agua en los humedales.
Aún hoy observamos condiciones climáticas similares a las que prevalecían al final de la civilización maya. “Las sequías o inundaciones a menudo dañan el suministro de agua y empeoran la propagación de enfermedades endémicas”, escribe Lisa Lucero en el artículo.
El agua almacenada tenía (y tiene) tendencia a estancarse, creando un entorno favorable para los mosquitos portadores de enfermedades y las algas contaminantes. “Actualmente, las aguas estancadas se están convirtiendo en un caldo de cultivo para los mosquitos que propagan la malaria, la fiebre amarilla, el virus del Nilo y el dengue”, se lee en el artículo científico. Comprender cómo estas personas previnieron estos riesgos y mantuvieron limpias las fuentes de agua también puede proporcionar lecciones del pasado y beneficiarnos hoy.
Para evitar las graves consecuencias de cambio climáticoel Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) ofrece no sólo almacenamiento de agua sino también técnicas de conservación, reutilización y desalinización del agua.
“Al igual que los embalses mayas, los humedales proporcionarían agua potable y sustentarían la vida de peces, caracoles, tortugas, moluscos, plantas comestibles y medicinales, y mucho más”, escribe el investigador. Pero Lisa Lucero llama la atención sobre el hecho de que éstas no pueden ser las únicas fuentes de agua potable. “Necesitamos considerar diferentes formas de proporcionar agua potable para enfrentar los desafíos del cambio climático global. »
Texto editado por Teresa Firmino
«Aspirante a especialista en café. Solucionador de problemas. Fanático de los viajes. Creador. Apasionado aficionado a la televisión».