La fábrica brasileña de Marcopolo, uno de los mayores fabricantes de autobuses del mundo, ha realizado decenas de exportaciones de autobuses, especialmente a México, donde los productos tienen muy buena aceptación.
La diferencia radica en la forma en que se realiza esta exportación. Los autobuses están casi listos, pero no pueden circular. No tienen marco.
Este sistema se llama PKD (Partial Knock-Down), o derribado parcialmente. Es decir, el vehículo se fabrica casi en su totalidad, faltando sólo algunos componentes para el montaje final. En este caso, el chasis.
Marcopolo inició este proceso de exportación en noviembre de 2022, con el envío de 30 autobuses Paradiso G8 1800 Double Decker.
Después del montaje de la carrocería en Caxias do Sul-RS, los vehículos son enviados a Porto Alegre, donde son cargados en barcos aptos para ese tipo de transporte. El montaje final se lleva a cabo en Monterrey, México. El transporte se realiza mediante remolques de plataforma y los autobuses sin neumáticos llaman la atención en las carreteras de Rio Grande do Sul.
En México, los autobuses pueden recibir chasis europeos (MAN, Mercedes-Benz) o incluso modelos de producción local.
La gran ventaja de este tipo de operaciones es la ganancia en escala de producción, sin requerir grandes inversiones en la fábrica mexicana, que sólo se encarga del montaje final del vehículo.
Uno de los mayores retos de este tipo de transporte es mantener la carrocería perfectamente alineada, especialmente durante las operaciones de carga y descarga. Si hay problemas en este punto, el vehículo podría tener serios problemas estructurales.
Fotos de Autobús, mi segundo hogar
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