Se debe alentar a los estudiantes a leer la producción de textos en la escuela.

Varios investigadores defendieron hoy, en una conferencia online impulsada por el Consejo Nacional de Educación, que se debe incentivar la producción escrita de niños y jóvenes dentro de la escuela, con el fin de superar los problemas de aprendizaje.

«El día que se pase de lector a escritor, desaparecerán todos los problemas de legibilidad, porque, sumergiéndose en la producción, entendemos más fácilmente el texto», defendió Inácia Santana, consejera del Consejo Nacional de Educación (CNE) en el online. seminario titulado «o eso que la escuela no dice: de la escritura negada al placer de escribir».

Para esta docente de primer ciclo de educación básica, «si los niños tienen voz en la escuela, si se les permite ser autores y tomar iniciativas, si se les da espacio para la comunicación, los problemas de interacción con la escritura mejorarán».

Marina Lopes, también asesora del CNE y docente en educación básica, comparte la misma opinión, argumentando que «es la escritura la que puede desarrollar la lectura y no ‘leer para saber escribir'», como se ha preconizado en la mayoría de prácticas educativas.

A partir de la filosofía del movimiento ‘Escuela Moderna’, estos dos investigadores demostraron que, en diferentes niveles educativos, es posible adoptar prácticas pedagógicas basadas en la co-construcción del aprendizaje en un entorno regulado por todos, docentes y alumnos, transformar el aula. aula en un «espacio de comunicación» mutuo.

A través de formas de interacción dentro del aula y trabajo cooperativo, se debe incentivar a los estudiantes a producir sus textos y repasarlos con sus compañeros, con el fin de comprenderlos y detectarlos mejor y superar juntos los problemas de escritura.

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El docente debe «dar sentido social» a sus textos, valorizándolos mediante la creación de «productos culturales», como la creación de periódicos para su publicación o el intercambio de correspondencia.

Para estos investigadores, solo trabajando en su propia escritura y proponiendo cambios en los textos, los estudiantes toman conciencia de los errores de escritura, es decir, «es necesario escribir y reescribir para aprender a escribir», y no tener un profesor imponiendo tareas y corrigiendo composiciones escritas.

En estas aulas se aboga por el uso de computadoras y teléfonos móviles por parte de los estudiantes, además de los libros.

«Las nuevas tecnologías son un recurso muy importante para la revisión textual, ya que permiten borrar y circular en el texto», defendió el investigador Jorge Ramos do Ó, catedrático de Historia de la Educación en el Instituto de Educación de la Universidad de Lisboa.

A presidente do CNE, Maria Emília Brederode Santos, defendeu que, no contexto da pandemia e de ensino à distância, mais do que transmitir conteúdos «a melhor forma de aproveitar este tempo é haver um acordo entre professor e alunos para lerem um livro e escreverem sobre él».

Para el funcionario, al fomentar la producción escrita, las escuelas también están minimizando las desigualdades sociales entre niños y jóvenes.

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