Miles de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares en el sur de China por un tifón que ya ha destruido cientos de edificios en Taiwán. De momento hay varios desaparecidos.
El tifón perdió fuerza y se convirtió en tormenta tropical después de tocar tierra el lunes por la noche en la provincia de Fujian, en el sureste de China. El tifón Haikui llegó al continente asiático después de azotar durante dos días la isla de Taiwán con vientos de hasta 80 kilómetros por hora.
“Todos los departamentos deben elevar el nivel de alerta. Los gobiernos central y local deben estar aún más unidos para prepararse para el tifón”, afirmó la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-Wen.
Las autoridades registraron, en algunas regiones, más de 300 milímetros de lluvia en sólo 24 horas, un volumen superior al previsto para todo septiembre.
Algunas regiones chinas permanecen en alerta máxima debido al riesgo de inundaciones y crecida de las aguas de los ríos. Las autoridades dicen que 114.000 personas se encuentran en alojamiento temporal sólo en una provincia, donde las escuelas y todos los servicios públicos están cerrados.
Faltan varios. Entre ellos, dos bomberos que iban a bordo de un camión, impulsado por la corriente, mientras intentaban acudir en auxilio de la población de la ciudad de Fuzhou.
Muchas carreteras siguen cortadas y hay lugares aislados. Para mitigar los daños, el régimen chino ha prometido una ayuda de 25 millones de euros a las regiones más afectadas.
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