Cheng “Charlie” Saephan nació en Laos, un país del sudeste asiático, y emigró a los Estados Unidos de América en 1994. En 2016, le diagnosticaron cáncer. Ocho años más tarde, y todavía luchando contra una enfermedad, jugó al Powerball, una popular lotería estadounidense, y ganó el octavo premio más grande de todos los tiempos: 1.300 millones de dólares (alrededor de 1.200 millones de euros). Parte de la fortuna, garantiza, se utilizará para pagar a “un buen médico” para que continúe con sus tratamientos.
Fue el 7 de abril que Saephan, su esposa Duanpen Saephan y Laiza Chao, una amiga de la pareja, ahorraron 200 dólares y compraron 100 vales estadounidenses. En uno de ellos marcaron los números 22, 27, 44, 53 y 69 y el bola de poder 9. Las probabilidades de ganar eran de 1 entre 292,2 millones, pero la elección fue correcta.
Los tres ganadores optaron por recibir el premio todos de una vez, en lugar de pagos anuales. Con esta elección, y pagando los impuestos respectivos, el valor final cae hasta los 422 millones de dólares (aproximadamente 396 millones de euros).
“Podré cuidar de mi familia y de mi salud”, dijo, citado por guardián, de 46 años, durante una conferencia de prensa organizada en la sede de la Lotería del Estado de Oregón. En el caso de Cheng “Charlie” Saephan, la pregunta va más allá de “¿qué voy a hacer con tanto dinero?”. El paciente con cáncer admitió preguntarse cuánto tiempo viviría y cómo gastaría, por tanto, su bonificación.
El ganador de uno de los premios más importantes de la lotería estadounidense es padre de dos hijos y actualmente se encuentra en medio de otra ronda de quimioterapia. Dijo que hace unos meses sintió que la suerte le iba a traer un premio, pero nada de esta magnitud.
«Quiero agradecer a Dios por darme este premio», dijo Saephan según Associated Press. El primer gasto ya está decidido: el laosiano se va a comprar una casa.
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