jueves, septiembre 19, 2024
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Papa: Que el “mal olor” de nuestro pecado no nos impida difundir el “buen olor” de Cristo

«El Espíritu Santo en el bautismo de Jesús» fue el tema de la catequesis del Papa Francisco durante la Audiencia General de este miércoles, celebrada en el Aula Pablo VI. Al ser ungido con el Espíritu de Dios, Cristo da a todos los cristianos la tarea de difundir en el mundo su “buen olor” y no el “mal olor” del pecado mismo.

Noticias del Vaticano

El Aula Pablo VI acogió a miles de fieles y peregrinos para la Audiencia General de este miércoles 21 de agosto. El Papa continuó el ciclo de catequesis sobre el Espíritu y la Esposa, meditando cómo el Espíritu Santo descendió en forma de paloma cuando Jesús fue bautizado por Juan, y desde allí se extendió por todo su Cuerpo, que es la Iglesia.

“¡Toda la Trinidad se reunió en aquel momento a orillas del Jordán! », comenta Francisco. El bautismo de Jesús fue tan importante que todos los evangelistas hablaron de él. Y la importancia radica en que, en este episodio, Dios Padre ungió a Jesús con su Espíritu, es decir, consagró a Jesús como Rey, Profeta y Sacerdote.

De hecho, Jesús fue lleno del Espíritu Santo desde el momento de su encarnación, pero en el bautismo recibió la unción del Espíritu para su misión. El Señor comunica esta misión a la Iglesia, su Cuerpo místico, y así nos convertimos en un pueblo sacerdotal, profético y real. La imagen de la unción del Espíritu nos lleva al sacramento de la Confirmación, en el que hemos sido ungidos con el óleo fragante del Crisma y recibido el don del Espíritu para la misión de difundir el buen olor de Cristo por todo el mundo.

“La unción nos perfuma y también una persona que vive con alegría su unción perfuma la Iglesia, perfuma la comunidad, perfuma la familia con este perfume espiritual”, añadió Francisco. El Papa hizo entonces una reserva:

«Sabemos que, desgraciadamente, a veces los cristianos no esparcen el olor de Cristo, sino el de su propio pecado. Y no lo olvidemos nunca: el pecado nos aleja de Jesús, el pecado hace malo el aceite. Y el diablo, Don Recuerda esto, el diablo suele entrar por tu bolsillo.

Sin embargo, esto no debe distraernos del compromiso de cumplir, tanto como podamos y cada uno en nuestro entorno, esta sublime vocación de ser el buen perfume de Cristo en el mundo. La fragancia de Cristo emana del “fruto del Espíritu”, que es “caridad, alegría, paz, paciencia, bondad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza” (Chica 5.22).

«Eso es lo que dijo Pablo y es hermoso encontrar una persona que tenga estas virtudes. (…) Es hermoso encontrar una persona buena, una persona fiel, una persona amable, que no sea orgullosa. Si nos esforzamos en cultivar este fruto Entonces, antes de que nos demos cuenta, alguien olerá un poco del Espíritu de Cristo a nuestro alrededor, pidamos al Espíritu Santo que nos haga más conscientes, ungidos por Él”, concluyó el Pontífice.

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