El pasado domingo se celebraron elecciones municipales y autonómicas en España para 12 comunidades autónomas (Aragón, Principado de Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla La Mancha, Comunidad Valenciana, Extremadura, Comunidad de Madrid, Región de Murcia, Comunidad Navarra y La Rioja).
Los resultados electorales dieron una expresiva victoria al PP, con importantes victorias municipales, especialmente en el sur, en Sevilla, Granada y Valencia, y autonómicas en las regiones de Aragón, Baleares, Cantabria, Comunidad Valenciana, Murcia y La Rioja. Vox se consolida como tercera fuerza política y el PSOE sufre una dura derrota tanto a nivel municipal como autonómico.
España se prepara para celebrar elecciones legislativas en diciembre. Sin embargo, los resultados de las elecciones del pasado domingo llevaron al presidente del Gobierno español a adelantar las elecciones a julio. Probablemente lo hizo como una táctica política.
Si bien prevalece la idea de que las elecciones municipales son elecciones municipales y que el resultado de estas no necesariamente tiene que ver con la gobernabilidad, en realidad no es así. Un mal resultado electoral siempre tiene sus efectos. No era la primera vez que las elecciones locales derrocaban a un gobierno. En Portugal, como en todo el mundo, ya pasó.
Todo apunta a que el nuevo gobierno español, que saldrá de las elecciones de julio, tendrá una constitución política diferente a la actual. Esta fue la señal que dio el pasado fin de semana el electorado español.
Estas elecciones también son importantes para Portugal. Como en todas las elecciones en España, no sólo porque es el único país con el que tenemos fronteras terrestres, por lo que las elecciones de los españoles son importantes para Portugal, ya sean elecciones municipales o autonómicas, especialmente las más cercanas a Portugal, sino también las legislativas, ya que todas funcionan como señal. Y se dio la señal.
Si en julio los españoles confirman en las urnas su deseo de cambio, como se espera, España cambiará el color del gobierno, como ha hecho ahora para la mayoría de las comunidades autónomas y para el gobierno de varias de las ciudades más grandes.
Portugal atraviesa una crisis de gobernabilidad, siendo empujado el gobierno a aclarar las sucesivas confusiones que crea, dejando al gobierno en un desgaste permanente, un gobierno ya incapaz y frágil. Esperar. Sólo necesito saber hasta cuándo. El malestar político en España sigue contribuyendo a los cambios en Portugal.
La próxima semana
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