Joe Biden y Donald Trump parecen ser los oponentes más probables en las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre de este año. Ambos candidatos a un segundo mandato tienen ideas muy diferentes, pero tienen un tema común que emerge cada vez más en el debate público: la vejez.
Ya en edad de jubilación, Trump tendrá 78 años en el momento de las elecciones y Biden tiene hoy 81, y tendrá 86 años al final de un posible segundo mandato al frente de Estados Unidos.
La avanzada edad de los rivales ha planteado muchas preguntas sobre su resistencia física, agudeza mental y aptitud general para el exigente papel de presidente.
The Economist señala que utilizando la teoría ampliamente aceptada del soma desechable, que afirma que la selección natural prioriza a los jóvenes por encima de la edad para la propagación del material genético, los analistas examinaron posibles compensaciones entre edad y vitalidad. Aunque ambos candidatos pueden presumir de amplios vínculos familiares, ya que Biden y Trump tienen varios hijos y nietos, han surgido preocupaciones sobre su capacidad para mantener el máximo rendimiento en el «trabajo más duro del mundo» frente al deterioro relacionado con la salud. .
El análisis también revela la singularidad de las candidaturas de Biden y Trump en el contexto de la historia presidencial estadounidense. La toma de posesión de Trump en 2017 marcó un momento histórico, al convertirse en la persona de mayor edad en ascender a la presidencia, récord que luego fue superado por Biden en 2021.
En comparación con los líderes mundiales, los datos del Pew Research Center indican una tendencia similar, con pocos líderes mundiales mayores que la edad de Biden, lo que subraya la naturaleza excepcional de sus candidaturas. De 187 países evaluados, sólo ocho tenían líderes mayores que Biden (el mayor era Paul Biya de Camerún, de 90 años).
Surge la pregunta: ¿cuál es la probabilidad de que Trump o Biden sigan con vida hasta el final de su mandato?
La revista analiza determinadas variables y destaca que la ciencia del envejecimiento todavía contiene muchas incertidumbres. En un estudio de 2015, científicos de Harvard descubrieron que los ganadores de las elecciones en 17 países ricos vivían en promedio 4,4 años menos después de ser elegidos, en comparación con sus oponentes derrotados. Por otro lado, otros estudios muestran que los líderes políticos, al estar en la cima de la jerarquía social, disfrutan de una serie de ventajas que pueden aumentar la esperanza media de vida.
Además de los riesgos de enfermedades cardiovasculares, los expertos destacan que es importante tener en cuenta las amenazas de la vejez para el cerebro, como la demencia o la enfermedad de Alzheimer. Una investigación realizada por científicos de la Universidad de Chicago analizó los ovillos neurofibrilares que son uno de los marcadores de la enfermedad de Alzheimer y descubrió que los «superancianos», los más viejos que ganaron la lotería genética según la teoría de la suma desechable (y que mantienen la mente y salud corporal mientras que los de su misma edad no), presentaban menos enredos que otros ancianos «normales», aparentemente sin enfermedades y de la misma edad.
Jay Olshansky, genetista de la Universidad de Illinois, se ha convertido en una voz importante en el debate, abogando por una comprensión detallada de la resiliencia genética de Biden y Trump. Basándose en la longevidad familiar y los registros médicos disponibles públicamente, Olshansky sostiene que Biden y Trump pueden tener una predisposición genética a la longevidad, lo que podría desafiar las expectativas convencionales sobre el deterioro relacionado con la edad.
Según los datos recopilados, basados en los historiales médicos de los presidentes, Biden tiene un 95% de posibilidades de sobrevivir los cuatro años siguientes a su elección, frente al 82% de otro hombre de su misma edad. En el caso de Trump, la probabilidad de estar vivo al final de su mandato es del 90%, frente al 86% que tendrían sus contemporáneos.
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