El principal sistema de circulación del Océano Atlántico podría estar ya camino de un punto de no retorno, sugiere un artículo publicado este viernes en la revista Los científicos progresan. Este sistema se llama Circulación Termosalina del Atlántico Sur (AMOC) y juega un papel importante en la regulación de la clima en el pais.
Los autores del estudio, un equipo de científicos de la Universidad de Utrecht en los Países Bajos, han desarrollado una nueva forma de identificar las señales de advertencia de un colapso energético. AMOC. El modelo creado por los científicos se centra en aumentar el agua dulce en el sistema, factor que desestabiliza la circulación en el Atlántico.
El AMOC es parte de un complejo sistema global de corrientes oceánicas que funciona como un “cinta transportadora», que hace circular agua caliente en la superficie y agua fría en las profundidades gracias a las diferencias de salinidad y temperatura.
“Estudiamos no sólo la dinámica del debilitamiento de AMOC, sino también sus consecuencias. Nuestros resultados se utilizaron para desarrollar una señal de alerta temprana basada en la física. Esto ayuda a interpretar el estado actual de la AMOC, pero No podemos determinar hoy qué tan lejos estamos del punto de inflexión.», Explica a PÚBLICO el autor principal del estudio, René van Westen.
En otras palabras, sabemos que el AMOC se está debilitando, pero no es posible determinar qué tan lejos estamos del colapso del sistema. La comunidad científica tiende a unirse en torno al siguiente consenso: Es poco probable que AMOC alcance un punto sin regresión en el siglo XXI. Sin embargo, un controvertido artículo publicado en 2023 sugirió que la circulación del Atlántico podría colapsar entre 2025 y 2095, afectando el clima de la Tierra.
El papel del agua dulce
Las conclusiones del estudio de la Universidad de Utrecht se basan en un modelo climático de circulación de agua dulce. Las aguas con bajo contenido en sal juegan un papel importante en este sistema y pueden condicionar la resistencia del AMOC. Recuerde que corresponde a la red global de corrientes oceánicas redistribuir el agua dulce y el calor hacia los polos.
René van Westen y otros coautores simularon un aumento gradual del suministro de agua dulce superficial al Atlántico Norte, a lo largo de 2.200 años, para intentar comprender el proceso de debilitamiento de la AMOC, y se dieron cuenta de que un transporte de agua dulce en un determinada ubicación, de norte a sur, podría ser un indicador de un colapso inminente de la AMOC.
“La entrada de agua dulce al Atlántico Norte desestabiliza la AMOC. Diluye la salinidad del océano y reduce el “hundimiento” del agua (es decir, la convección profunda) alrededor de Groenlandia. La afluencia de agua dulce diluye la salinidad del océano y provoca menos hundimientos, de ahí el debilitamiento de la AMOC. La sensibilidad del debilitamiento de la AMOC a esta afluencia de agua dulce puede explicarse por la atrás advección de sal», explica René van Westen a PÚBLICO, en respuesta enviada por Correo electrónico.
El “hundimiento” al que se refiere Van Westen está relacionado con la densidad del agua. El agua cálida de los trópicos que se desplaza hacia el norte no sólo tiende a enfriarse, sino que también sufre cierta evaporación (volviéndose así más densa). A medida que se vuelve más frío y salado, fluye hacia zonas oceánicas más profundas hacia el sur. Sin embargo, si se diluye, esta dinámica cambia.
Dichas dinámicas se consideran esenciales para mantener la fuerza de la AMOC, así como el calor relativo del hemisferio norte, ya que reconstrucciones climáticas anteriores han asociado interrupciones de la AMOC con cambios repentinos en el clima, dice un informe. comunicado de prensa.
“Esta es la primera vez que se identifica un evento de inclinación abrupta de AMOC en un modelo climático moderno y complejo. Nuestros resultados demuestran que en estos modelos es posible el colapso de AMOC, mientras que anteriormente había poca evidencia de que tales modelos pudieran mostrar la dinámica del declive de AMOC”, explica René van Westen.
Entre las limitaciones del estudio de la Universidad de Utrecht se encuentran que el aumento en la cantidad de agua dulce es el resultado de una simulación (no de datos observacionales) y que el cambio climático no se tendrá en cuenta en el modelo.
La temperatura, la salinidad y la velocidad de las corrientes en el Atlántico se miden desde hace dos décadas mediante instrumentos de seguimiento. Esta serie de datosSin embargo, No es suficiente para identificar los signos indiscutibles de un posible colapso de la AMOC.
La mayoría de los modelos disponibles en la literatura sugieren que AMOC tiende a debilitarse con el cambio climático, pero existe un alto grado de incertidumbre sobre cuándo (y con qué rapidez) esto podría suceder.
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