“Brasil ha vuelto”, ha proclamado repetidamente Lula desde su victoria en las elecciones de octubre de 2022. Sin duda, Lula ha vuelto, pero menos triunfalmente de lo que le hubiera gustado y, al parecer, indiferente a los cambios que se están produciendo en Brasil y en el mundo. desde 2010. Brasil también ha vuelto a la actualidad internacional, aislado durante todo el mandato del anterior presidente, que insistió en hacer gala de una diplomacia ideológica, mucho más sectaria que la diplomacia partidista que Lula y el PT practicaron a lo largo de los años «activos y orgullosos», como apodaron su política exterior en aquellos años.
En otras palabras, no funcionó como a Lula le hubiera gustado: el regreso triunfal de una política exterior encaminada a hacer de los BRICS y de un Sur global transparente las bases diplomáticas de su liderazgo regional, incluso global, debería ser bienvenido por todos, lo cual no fue el caso.. Las razones pueden buscarse en el mundo al que regresaron Lula y el PT después de ocho años de ausencia del poder. Ambos evaluaron erróneamente el alcance de los cambios objetivos que se están produciendo en Brasil, en la región sudamericana y en el mundo, con marcadas incertidumbres en la economía global, con el deterioro del entorno multilateral y el abandono de la práctica del diálogo entre los líderes de las naciones involucradas. y con el crecimiento de la derecha en varios países, incluido Brasil.
Los beneficios económicos y el entorno de relativa convivencia entre…
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