En 2021, 2022 y julio, las erupciones volcánicas en una zona deshabitada cercana se han convertido en importantes atracciones turísticas y han atraído a unos 680.000 visitantes, según la Oficina de Turismo de Islandia.
En octubre se detectaron signos de expansión del suelo cerca de la «Laguna Azul», famosos baños calientes de aguas turquesas muy populares entre los turistas. El sitio reabrió parcialmente el domingo.
Hasta marzo de 2021, la península de Reykjanes, al sur de la capital, Reykjavik, llevaba ocho siglos libre de erupciones.
Desde entonces, se han producido otros dos, en agosto de 2022 y julio de 2023, señal, para los vulcanólogos, de la reanudación de la actividad volcánica en la región.
Treinta y tres sistemas volcánicos se consideran activos en esta tierra de fuego y hielo, la región más volcánica de Europa.
El 11 de noviembre, los residentes de Grindavik fueron evacuados como medida de precaución tras cientos de terremotos causados por el movimiento de magma debajo de la corteza terrestre, un posible presagio de una erupción volcánica.
Los edificios y las carreteras de la ciudad resultaron gravemente dañados por esta actividad sísmica.
En 2010, el volcán Eyjafjallajökull, en el sur de la isla, provocó la mayor perturbación del tráfico aéreo en tiempos de paz, un récord desde entonces “eclipsado” por la pandemia de Covid-19.
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