Métavers: entre la fuga y la revolución ESG – 05/01/2022 – Rodrigo Tavares

Macron ganará las elecciones; China se convertirá en la economía más grande del mundo; Se normalizará el trabajo a distancia: estas fueron algunas de las predicciones más comunes entre las docenas de artículos crípticos publicados por la prensa a finales de año. Pero los ganadores del concurso de predicciones fueron el crecimiento exponencial de ESG y el lanzamiento del Metaverso. Todas las crónicas que he leído nos mencionan.

Es una aparente contradicción. Las prácticas de ESG están directamente relacionadas con la necesidad de resolver problemas sociales y ambientales o de identificar y valorar los riesgos climáticos, por ejemplo. Son tangibles y palpables. El metaverso, en cambio, es una experiencia digital inmersiva, tridimensional, sensorial y, por definición, virtual.

Pero, ¿y si no hay contradicción?

Algunos inversores ESG asignan capital para generar un impacto social o medioambiental positivo. Pero a menudo los beneficios son difíciles de medir y sentir.

Las hojas de cálculo de Excel, las mediciones volubles y los informes en color son los mejores a los que un inversor tendrá acceso para ver los resultados de su inversión. Con el metaverso, un inversor podrá comunicarse con las personas interesadas, hiperpersonalizar las ganancias que desea generar y monitorear los resultados a diario. La experiencia de impacto será individualizada, sensorial, adictiva.

El metaverso, en el sentido futurista del término, está lejos de las experiencias de gamificación remotas y colectivas existentes (por ejemplo, Roblox, Epic Games), la creación de avatares en línea (por ejemplo, Second Life, Decentraland) o el uso de gafas de realidad aumentada. En la versión más sofisticada, y cuando se active mediante blockchain y criptomonedas, permitirá una existencia paralela, sensible y singularizada.

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Los inversores sostenibles traerán capital buscando lo superlativo de la experiencia, la altura del sentimiento, la altura de la acción. Si para la generación de Millennials las inversiones sostenibles son una prioridad, para la Generación A (nacida después de 2012) que desafía el metaverso, las inversiones sostenibles serán movilizadas más por la experiencia del impacto que por la ética del impacto.

Y mientras las inversiones sostenibles resuelven problemas reales, las inversiones realizadas en plataformas metaversas solo serán reales dentro de los confines de este universo. No matan el hambre de quienes tienen hambre biológicamente, sino solo la idea del hambre creada en un capullo virtual. Los inversores tendrán que elegir entre realizar inversiones reales con beneficios escasos o inversiones virtuales con beneficios tangibles.

Otro problema del metaverso es que su operacionalización y universalización no depende únicamente de la invención de nuevos instrumentos, algoritmos o tecnologías. El metaverso depende sobre todo del desarrollo de estándares y una arquitectura que permita su uso estandarizado por personas de todo el mundo. Por ejemplo, Internet se basa en protocolos como TCP / IP.

Este tipo de protocolo aún no existe para el metaverso. Y, hasta ahora, ha sido impulsado de arriba a abajo por un puñado de empresas, con razón, conscientes de sus intereses financieros y comerciales. Es una solución en busca de un problema y no un fracaso en la búsqueda de su resolución. Por el contrario, Internet no pertenece a ningún gobierno o empresa. Es público y abierto.

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Evidentemente, el metaverso puede aportar beneficios al mundo de la sostenibilidad. Esto permitirá que la experiencia de la videoconferencia sea mucho más inmersiva y eficiente, reduciendo así la necesidad de movilidad física (menor huella de carbono). La producción, distribución y consumo de diversos tipos de productos y servicios se realizará de forma virtual, reduciendo el consumo de energía y agua y el desperdicio de materiales.

Si quiero degustar el mejor vino de Oporto, no necesito visitar las bodegas de Graham en Vila Nova de Gaia o importar una botella a Brasil. Simplemente compre la experiencia sensorial de beber un puerto de reserva de seis uvas de Graham en el Metaverso. También surgirán nuevas oportunidades educativas del metaverso para promover la conciencia ambiental o resaltar la urgencia del cambio climático.

Por eso el metaverso se desarrollará en esta ambigüedad bipolar: ¿es un sistema para simplificar y optimizar nuestra vida diaria? ¿O es un escape?

La mayoría de las empresas que están a la vanguardia de su creación, como Meta, Google, Microsoft, Tencent o Binance, también son empresas con buenas credenciales en lo que a sostenibilidad se refiere. El metaverso puede convertirse en un simple juguete o convertirse en una herramienta poderosa, por ejemplo, como facilitador de la descarbonización.

Solo podemos esperar que las empresas sostenibles trabajen por la sostenibilidad.

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