Los nuevos libros distribuidos por el gobierno mexicano para la educación escolar provocaron una batalla entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y sus críticos, quienes quemaron ejemplares y llevaron el caso al máximo tribunal.
Alegando que promueven el comunismo, la homosexualidad y que están llenos de fallas y errores pedagógicos, los críticos exigen al gobierno que se abstenga de distribuir los textos desde este lunes (28), mientras cerca de 25 millones de estudiantes de educación básica inician el año escolar.
«Es política» y un reflejo del pensamiento «conservador», respondió el presidente, que rechaza la decisión de la Corte Suprema de Justicia de impedir la entrega de libros en los estados de Chihuahua y Coahuila (norte), gobernados por la oposición.
Una de las manifestaciones más radicales tuvo lugar en Chiapas, al sur del estado, una región con gran influencia religiosa. Allí, los padres quemaron cajas de libros en un barrio indígena de San Cristóbal de las Casas la semana pasada, alegando que eran «libros del diablo».
La oposición utiliza como ejemplo de lo que dice ser esta ideología la imagen de una pareja de mujeres besándose junto a la bandera LGBTQIA+ en la ilustración de portada de un libro de cuarto grado, además de la inclusión de los términos “homoparental o lesbo”. -materno». familia” entre los tipos de familia existentes en un texto de primer año.
«Destruir libros es algo muy retrógrado. Es medieval, viene de la inquisición», denunció López Obrador, cuyo gobierno adapta las guías a la «Nueva Escuela Mexicana», un enfoque que propone reconocer la diversidad del país y de la comunidad como un núcleo de la educación.
En al menos ocho de los 32 estados, las autoridades se niegan a distribuir los libros. Aunque ya ha admitido dos recursos, el Tribunal Superior, convertido en la trinchera de la oposición, aún no se ha pronunciado sobre el fondo del caso.
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