sábado, octubre 5, 2024
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Nacimiento de una nueva era: la importancia de los BRICS para la reformulación de las relaciones internacionales

No es casualidad que países como Brasil, China, Rusia e India hayan firmado cada vez más acuerdos comerciales bilaterales en su moneda local, evitando así el uso del dólar.

Valdir da Silva Bezerra, Sputnik Brasil Recientemente, Wang Yi, jefe de gabinete de la Comisión de Relaciones Exteriores de China, en una conversación telefónica con Celso Amorim, asesor especial del presidente Lula, destacó la importancia de BRICS para la cooperación global entre países emergentes.

China, por cierto, ve al grupo BRICS como la plataforma más importante para mejorar la solidaridad entre los países en desarrollo y también como un factor esencial para establecer el mundo multipolar.

Bien podría ser, después de todo, según las predicciones del ex presidente de Goldman Sacks, Jim O’Neil, que para 2050 los países BRICS dominarán el panorama económico mundial. Hay múltiples razones. En primer lugar, porque dos de sus miembros, China e India, siguen mostrando un crecimiento del PIB envidiable, teniendo en cuenta que son los dos países más poblados del planeta.

Cabe señalar que ambos representan los mercados de consumo más grandes del mundo, atrayendo empresas y haciendo crecer sus negocios. Por otro lado, tenemos a Brasil y Rusia, cuyos territorios tienen escalas continentales y que atesoran vastos recursos naturales.

Brasil, por su parte, es uno de los principales productores agrícolas del mundo, al mismo tiempo que exporta hierro, cobre e importantes materias primas como petróleo y gas. Rusia, por otro lado, tiene las mayores reservas de combustibles fósiles del planeta, albergando más del 20% de las reservas mundiales de gas natural.

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En vista de este enorme potencial, a lo largo de sus múltiples cumbres, BRICS ha servido como plataforma de acercamiento político para sus países miembros. No solo eso, sino que también ha servido como una plataforma importante para unir a las naciones para promover activamente la defensa de la multipolaridad en el sistema internacional.

Además, incluso con los desafíos políticos y financieros que enfrentó el grupo después del período de pandemia y luego del conflicto en Ucrania, los BRICS se mantuvieron fuertes en la economía global, representando alrededor del 20% del comercio global total. Irremediablemente, los BRICS se convertirán así en uno de los bloques económicos más importantes del sistema, haciendo que la dominación del G7 sea cosa del pasado.

Una vez más, debe subrayarse el papel de China en este resultado BRICS. Pekín ha jugado un papel fundamental en el proyecto y la consolidación del grupo, al acoger en su territorio al New Development Bank (NBD), una institución financiera multilateral creada por iniciativa de los países miembros de los BRICS.

Con el principal objetivo de financiar obras de infraestructura y desarrollo sostenible en mercados emergentes, la institución se ha convertido en una alternativa real a los organismos internacionales dominados por el G7, como el Banco Mundial y especialmente el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Sin embargo, entre 2021 y 2022, cuatro países ya se sumaron al banco, a saber: Bangladesh, Emiratos Árabes Unidos, Uruguay y Egipto, ampliando el alcance global de la institución en América Latina, Medio Oriente, África y Asia.

Como el NBD sigue dispuesto a recibir nuevos clientes en el futuro, es de esperar que el Banco BRICS esté presente en el siglo XXI como uno de los elementos más importantes de un orden internacional reformulado, en el que los países emergentes puedan tener una mayor voz y representación en los procesos globales de toma de decisiones.


Además del banco, también es necesario subrayar el papel de los BRICS como una de las principales joyas del proceso de desdolarización de la economía mundial. Habiendo acercado a los ministerios de finanzas de sus países miembros a lo largo de los años, los BRICS han contribuido a establecer un entorno de confianza y cooperación económica basado en ganancias mutuas.

No es casualidad que países como Brasil, China, Rusia e India hayan firmado cada vez más acuerdos comerciales bilaterales en sus monedas locales, evitando así tener que utilizar el dólar como medio de cambio. Por ejemplo, las refinerías indias ya pagan en yuanes para importar petróleo ruso, mientras que China también usa yuanes para la mayoría de sus importaciones de energía desde Moscú.


Hoy, más del 80% de las transacciones comerciales entre Rusia y China se realizan en rublos y yuanes. Ya durante su visita a Beijing en abril de este año, el presidente brasileño Lula también destacó el uso de monedas locales para el comercio Brasil-China, decisión que debe ser replicada por otros países latinoamericanos.

Además, vale la pena mencionar que además de Brasil y Rusia, más de 20 países están celebrando acuerdos comerciales con China basados ​​en monedas alternativas, similares a los países BRICS. Es el inicio de una reformulación en plena marcha en el escenario internacional, impulsada por el desprestigio del dólar en el sistema.

Tales medidas, que presagian el fin del uso del dólar como medio de cambio en las transacciones interestatales, serán extremadamente dañinas para la posición general de los Estados Unidos. De hecho, el yuan chino está en camino de convertirse en un fuerte candidato en las transacciones comerciales y financieras entre países, reduciendo así los efectos de las políticas monetarias estadounidenses en el mundo.

Tal reformulación, llevada a cabo precisamente por los países BRICS, se ha hecho necesaria ante la aplicación unilateral de sanciones económicas por parte de Washington contra Irán y en especial contra Rusia a partir de 2022. En la práctica, esta política estadounidense ha generado fuertes incertidumbres en varias naciones del mundo, temiendo ser vulnerable frente al poder financiero estadounidense, capaz de congelar los activos de las instituciones internacionales bajo su mando a su discreción.

Finalmente, hay que tener en cuenta la posibilidad de ampliar los BRICS, con la posible adhesión de países como Arabia Saudita, Argentina e Irán al bloque. Al representar un modelo político basado en el liderazgo “colectivo” en defensa de la multipolaridad, el fortalecimiento y expansión de esta alianza podrá redefinir los contornos del orden mundial en el siglo XXI.

Este nuevo orden será un orden sin el dominio de una hegemonía y con múltiples instituciones de toma de decisiones globales, que darán voz a los países emergentes. Se tratará de un mundo más justo, que ha sido precisamente el principal objetivo de los BRICS desde su creación y su principal motor para la reformulación de las relaciones internacionales.

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