Francisco se reunió este sábado (15) con un nutrido grupo de la Fundación «Madre de la Esperanza de Talavera de la Reina» en Toledo. A partir de una foto que vio del vía crucis realizada por la obra social, el Papa habló de la importancia de la valentía y la alegría de llevar la imagen de Jesús a las calles, testimoniando la vida de Cristo, para ser «misioneros de su merced».
Andressa Collet – Vatican News
El Papa Francisco recibió a más de 150 personas de la Fundación «Madre de la Esperanza de Talavera de la Reina», en la ciudad de Toledo, España. La audiencia de este sábado (15) por la mañana estuvo en la Sala Clementina donde el Pontífice aprovechó para felicitar el 50 aniversario de la fundación de la obra social que hoy cuenta con más de 400 personas que trabajan en favor de los discapacitados mentales para brindar un futuro de dignidad, desarrollo personal e inclusión en la sociedad. El grupo estuvo acompañado por Don Francisco Cerro Chaves, Arzobispo de Todelo, además de familiares, profesionales, voluntarios y benefactores de la institución. “No menos de 50 años unidos para trabajar y crecer juntos”, dijo Francisco, “es algo muy bonito”.
En su discurso, el Papa recordó el Vía Crucis que la Fundación promueve cada año, comparándolo con el «camino de la vida»: es necesaria mucha preparación y ayuda mutua, además de pedir al Señor el coraje de peregrinar con la imagen de Cristo para que podamos contemplarla:
Manos atadas y la cruz bordada
El Papa, tras confirmar que incluso vio una foto de las Estaciones de la Cruz en la que los fieles cargan a un «Jesús preso», también notó que las manos de Cristo estaban atadas y tenía una cruz bordada en un pequeño escapulario.
“Jesús se viste así porque nos damos cuenta de que muchos hermanos a nuestro alrededor no se sienten capaces de hacer las cosas como los demás, y creen que tienen las manos atadas. Pero esto no es cierto ! Todos juntos, con Jesús, podemos hacer muchas cosas. Así que sois las manos de Jesús cuando trabajáis juntos. Eres también sus pies, su voz, su corazón cuando sales a compartir con los demás la alegría de haberlo encontrado.
La cruz bordada y coloreada, dijo el Papa, “os invita a soñar con la resurrección”, con la gran alegría que viene de Jesús para indicarnos el camino al cielo:
“Y nuestra cruz, es decir, el esfuerzo, la paciencia, el trabajo, resulta una hermosa obra de arte, llena de color y de esperanza, que, encendida en nuestro corazón, nos da fuerza y nos alienta a seguir adelante. Que esta sea nuestra objetivo, al menos para los próximos 50 años: trabajar juntos y dar gracias, llenos de alegría, porque Jesús nos ha elegido para esta gran misión».
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